La rotisserie barcelonesa pone fin a su trayectoria al no poder asumir la subida del alquiler y por la dificultad para consolidar un equipo estable. El cierre afecta a vecinos y clientes que convirtieron sus domingos en una experiencia en torno al asado.
Tras trece años de actividad, Chez Cocó echa la persiana en Barcelona. La decisión llega por el encarecimiento del alquiler exigido para renovar el contrato y por la imposibilidad de reunir una plantilla comprometida a largo plazo. A ello se suma la conciliación familiar de su chef, Jordi Gotor, y su pareja, que ya no podían dedicar tantas horas al negocio.
¿Por qué cierra Chez Cocó en Barcelona tras trece años de actividad? ¿Quién no ha celebrado un domingo alrededor de un buen asado? Precisamente esa costumbre llevó a Chez Cocó a convertir un plato tradicional en una gran experiencia. Sin embargo, la realidad económica ha pesado más: el incremento del alquiler planteado por la propiedad hacía inasumible continuar y las dificultades para encontrar personal estable impedían garantizar la continuidad del proyecto.
El aumento del alquiler y la falta de personal como detonantes principales
El negocio se encontraba en la encrucijada: o aceptaba una renovación cada vez más cara o se despedía de su clientela. No es poca cosa cuando, además, cuesta formar un equipo que aguante el ritmo y mantenga el nivel de exigencia. La llegada de los hijos de Gotor también inclinó la balanza, reduciendo el margen para sostener las largas jornadas que exige una rotisserie de referencia.
A continuación, las claves del cierre se resumen de forma clara para el lector.
- Subida del alquiler para renovar el contrato, con cifras inasumibles para el negocio.
- Dificultad para reunir un equipo estable y comprometido que asegurara continuidad.
- Conciliación familiar del chef Jordi Gotor y su pareja tras la llegada de sus hijos.
- Acumulación de golpes: efectos del procés, pandemia e inundación con cierre temporal.
Esta combinación de factores explica un final que, por duro que parezca, responde a un contexto que muchos hosteleros reconocerán.
Un concepto de rotisserie con diseño icónico y técnica de asado
Chez Cocó nació en 2012 con una idea clara: elevar el pollo y otras aves a la categoría gourmet. Su propuesta aunaba producto y puesta en escena, con un interiorismo de Lázaro Rosa‑Violán inspirado en el Orient Express. En cocina, destacaban los hornos castellanos para asar lechazos y cochinillos, además de broches hechos a medida en Francia. ¿Resultado? Una personalidad propia difícil de replicar.
A modo de guía rápida, estos son los datos esenciales del proyecto y su despedida:
Dato | Detalle |
---|---|
Apertura | 2012 |
Años de actividad | 13 |
Especialidad | Rotisserie de aves; hornos castellanos; lechazos y cochinillos |
Diseño y ambiente | Lázaro Rosa‑Violán; guiños al Orient Express |
Motivos del cierre | Subida del alquiler; falta de personal; conciliación familiar |
Incidencias vividas | Efectos del procés; pandemia; inundación con cierre de mes y medio |
Como se ve, la trayectoria estuvo marcada por altibajos que exigieron resiliencia: de los vaivenes políticos a la crisis sanitaria, pasando por una inundación que obligó a parar durante mes y medio.
Qué supone el cierre para los clientes habituales y el vecindario de Barcelona
Para muchos vecinos, Chez Cocó era el “sitio de confianza”: desayuno, comida o cena en un ambiente singular. ¿Y ahora qué harán quienes reservaban allí sus domingos? El mercado gastronómico de la ciudad seguirá moviéndose, pero se apaga una propuesta que había hecho del asado una cita fija. Se cierra una etapa con sabor a hogar, técnica y diseño.