El llamado despido silencioso se ha convertido en una práctica que deteriora la estabilidad de muchos empleados, al forzar su marcha sin tramitar un cese formal ni pagar indemnización. Describe situaciones en las que la empresa no comunica un despido directo, pero va dejando al trabajador sin funciones reales ni participación en el día a día, hasta que este termina dimitiendo por agotamiento.
Según un abogado laboralista que divulga en redes sociales bajo el perfil (@laboral_tips) en TikTok, esta forma de proceder permite a algunas compañías reducir costes y evitar conflictos judiciales, trasladando todo el peso de la decisión al empleado que acaba abandonando la empresa.
Qué es el despido silencioso y cómo lo utilizan algunas empresas contra los trabajadores
De acuerdo con la explicación de este especialista, el despido silencioso no aparece en ninguna carta ni expediente. La empresa va adoptando, de forma continuada, medidas que minan la moral del profesional afectado hasta hacerle sentir prescindible e incómodo en su puesto.
Entre las actuaciones más habituales se encuentra la retirada paulatina de responsabilidades, la exclusión de reuniones de equipo o la falta de reconocimiento del trabajo realizado. También se mencionan objetivos inalcanzables que generan frustración y sensación de fracaso, con el propósito de que el propio trabajador se plantee irse por su cuenta.
En este sentido, el efecto final es que la persona abandona el empleo como si se tratara de una decisión voluntaria, sin indemnización y sin que la empresa tenga que afrontar un procedimiento disciplinario ni reconocer un despido improcedente.
Conductas habituales en el despido silencioso que pueden rozar el acoso laboral
El despido silencioso no se limita a la pérdida de funciones. También puede incluir la asignación de tareas claramente por debajo del perfil profesional del empleado, lo que supone un golpe a su autoestima. La ausencia de retroalimentación positiva y la imposibilidad de participar en decisiones importantes del equipo refuerzan esa sensación de aislamiento.
Con frecuencia, estas prácticas se acompañan de obstáculos para conciliar la vida laboral y personal o de la negativa a ofrecer ascensos durante largos periodos. Todo ello configura un entorno laboral hostil que, según apuntan distintos expertos, puede llegar a encajar en supuestos de acoso laboral o acoso moral.
Desde la óptica jurídica, este tipo de situaciones abre la puerta a reclamar por despido improcedente o por vulneración de derechos fundamentales, siempre que se logre acreditar el patrón de conductas que ha sufrido la persona trabajadora.
Consecuencias legales del despido silencioso y pasos recomendados a los trabajadores
En España, un buen número de ceses termina siendo calificado como improcedente cuando no se ajusta a la legalidad laboral vigente. En el contexto del despido silencioso, la dificultad suele estar en demostrar que detrás de la retirada de funciones o del aislamiento existe una intención empresarial de forzar la dimisión.
Por este motivo, los abogados recomiendan documentar desde el primer momento cada episodio anómalo: correos electrónicos en los que se cambian tareas, convocatorias a reuniones de las que se excluye al trabajador o comunicaciones de objetivos imposibles de cumplir. Llevar un registro ordenado de todo lo ocurrido resulta clave para poder plantear una reclamación con garantías.
Dado lo anterior, también se aconseja acudir cuanto antes a un profesional especializado en derecho laboral para que valore la situación y determine si procede presentar una demanda. Dejar que el tiempo pase sin actuar no solo complica la defensa de los derechos laborales, sino que además puede agravar el impacto en la persona afectada por un posible despido silencioso.
