Seis meses pueden parecer “nada” cuando uno se pasa el verano en la playa, pero se convierten en una eternidad si buscas aparcamiento en tu propia calle. Cada vuelta a la manzana es un déjà vu: el mismo coche, mismo polvo, mismo hueco ocupado. Alguno habrá pensado que es una nueva escultura urbana, pero no, simplemente es un turismo abandonado que descansa plácidamente en una calle de Alicante.
Los vecinos, ya cansados de jugar al Tetris con sus coches, llevan medio año dando avisos a la Policía Local sin éxito. Y cuando la burocracia se atraganta, la creatividad hace acto de presencia: un vecino ha plantado una nota que merece marco y pase VIP por la Dirección General de Tráfico (DGT). Porque, reconozcámoslo, la ironía bien afilada a veces suena más fuerte que cualquier sirena policial.
¿Por qué un coche lleva más de seis meses parado en la misma calle de Alicante?
Todo empezó hace algo más de medio año, cuando el vehículo quedó aparcado y su dueño desapareció como si se lo hubiese tragado la tierra. Desde entonces, “inmunidad diplomática” parece la expresión que mejor define su situación: las denuncias presentadas ante la Policía Local no han surtido efecto y el turismo sigue campando a sus anchas entre bordillos y badenes.
Mientras tanto, la paciencia del vecindario se ha ido oxidando al ritmo en que se oxidan las llantas del coche. La escena diaria es la misma: conductores dando vueltas en círculo, huecos imposibles de encontrar y un protagonista metálico convertido en símbolo de la inacción administrativa. Un único coche, seis meses de espera y cero resultados.
La nota que algunos ya quieren enmarcar y colgar en la DGT
Ante la falta de respuesta oficial, un vecino decidió sacar pluma (o rotulador) y soltar todo lo que llevaba dentro con fina mala leche. En el papel, bien pegado al parabrisas, se lee:
“Felicidades. Tu coche ha sido denunciado hace más de medio año como abandonado, pero parece que tiene inmunidad diplomática o algún tipo de hechizo protector, porque la Policía Local no ha hecho absolutamente nada”.
El autor no se queda ahí y remata con más ironía: “Mientras tanto, los vecinos seguimos paseando en círculos como zombis buscando aparcamiento, y tú aquí, ocupando tu trono de óxido, imperturbable”. La despedida firmada no podía ser más elocuente: “Gracias por tu invaluable contribución al caos urbano. Atentamente, los que creemos en las leyes (y en los milagros)”. La nota, breve y punzante, se ha convertido en la voz colectiva del barrio y en la prueba de que la paciencia ciudadana también tiene fecha de caducidad.
¿Qué puedes hacer si un vehículo se apolilla delante de tu portal?
Puede que en tu calle también reine un “trono de óxido” similar y te preguntes cómo mover ficha sin perder la calma. Antes de rendirte, toma nota:
- Denunciar el coche como abandonado ante la Policía Local y conservar copia del parte.
- Dejar un aviso visible, una nota educada o una pegatina informativa, para advertir al propietario y a los agentes.
- Reunir al vecindario para recordar de forma conjunta a las autoridades su obligación de actuar.
- Trasladar el caso a la Dirección General de Tráfico (DGT) si la situación se alarga, adjuntando la denuncia inicial.
La burocracia puede ser desesperante, pero insistir, documentar y presionar de forma colectiva suele acelerar los trámites. Y si todo falla, siempre queda espacio para un golpe de ingenio que, como en Alicante, despierte más sonrisas (y quizá algo de vergüenza) que cualquier formulario oficial.