Cerrar por vacaciones suena a descanso: bajar la persiana, respirar y cargar pilas. Para Patricia, propietaria de una ferretería, esas dos semanas han sido alivio y susto a partes iguales. Al regresar hace unos días, la cuenta del negocio confirmó lo que temía: facturas acumuladas y una caída de ingresos que partió el mes por la mitad. Su testimonio en La Linterna de COPE, programa dirigido por Ángel Expósito, retrata una escena demasiado común: un tercio de los autónomos ni siquiera puede permitirse vacaciones.
Además, en Andalucía y Canarias, según explicó Expósito, los autónomos son los que menos descanso tendrán este verano. Entre cuotas, gastos fijos y burocracia, la realidad es tozuda: la economía del día a día no entiende de tumbonas.
Cierra dos semanas: ¿qué se encuentra al volver?
Patricia fue clara al describir el choque al regresar: “Vuelves y ves que la cuenta ha bajado estrepitosamente. Ese mes no generaste ni la mitad”. La imagen es fácil de imaginar para cualquiera que haya tenido que hacer números con el negocio parado: dos semanas sin caja son una eternidad.
Con crudeza, resumió la paradoja del autónomo en verano: “Cierras la puerta, el cajón, y dejas de ingresar. Pero las facturas siguen llegando”. Aunque planificó su ausencia, adelantó pedidos y avisó a clientes, la caída de ingresos fue inevitable. Lo dijo sin rodeos: “Es necesario parar, pero ser autónomo y tener vacaciones supone no tener ingresos mientras los gastos continúan”.
¿Dónde descansan menos? Andalucía y Canarias encabezan la lista
La Linterna puso el foco en el mapa: los autónomos de Andalucía o Canarias son los que menos vacaciones tendrán este verano en España, según explicó Ángel Expósito. Es decir, incluso donde el turismo empuja, parar sigue siendo un lujo para el pequeño negocio.
El programa subrayó que, incluso en sectores con menor estacionalidad, como el comercio, la presión fiscal y los gastos fijos, como la cuota de autónomos, ahogan la capacidad de ahorro. Por lo tanto, cerrar unos días no es una decisión ligera: se asume pérdida económica desde el minuto uno.
¿Cuántos autónomos pueden permitirse vacaciones?
Según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), la foto global es áspera: el 25% no descansa ni un solo día al año y el 50% no puede permitirse económicamente parar. Además, el 12% lleva más de tres años sin cerrar por vacaciones, atrapados en una dinámica de pura supervivencia. Aun así, el 62.7% descansa “en algún momento del año”, si bien solo un 11.6% lo hace sin remordimientos.
A continuación, una síntesis con los principales datos citados por el programa:
Indicador | Porcentaje |
---|---|
Autónomos que no descansan ningún día al año | 25% |
Autónomos que no pueden permitirse económicamente descansar | 50% |
Autónomos que llevan más de tres años sin cerrar por vacaciones | 12% |
Autónomos que se toman vacaciones en verano | 43.7% |
Autónomas que planean vacaciones | 48% |
Autónomos hombres que planean vacaciones | 40.7% |
Autónomos que descansan en algún momento del año | 62.7% |
Autónomos que lo hacen sin remordimientos | 11.6% |
De ahí que el caso de Patricia, que forma parte del 43.7% que sí se toma vacaciones en verano, destaque: parar es necesario, pero el golpe económico y emocional pesa. Y cuando las facturas no se van a la playa, cada euro cuenta.
Ellas paran más, pero con más cuidado: la brecha de género
La Linterna destacó una diferencia relevante: casi el 48% de las autónomas planea vacaciones, frente al 40.7% de los hombres, según ATA. La periodista económica Pilar García de la Granja lo explicó con precisión: “ellas suelen elegir épocas de baja actividad, priorizando el negocio sobre su propio bienestar”.
En esa línea, Patricia dividió sus dos semanas en periodos no consecutivos para mitigar el impacto. Iván Alonso, analista del programa, recordó que, aunque el 62.7% descansa en algún momento del año, solo un 11.6% lo hace sin remordimientos. La culpa por perder clientes pesa: “Cuando vuelves, notas que algunos clientes se han ido a la competencia”.
El problema de fondo: leyes, burocracia y unas “vacaciones fiscales” a medias
García de la Granja añadió un dato incómodo: el 80% de las leyes aprobadas en el Congreso impacta de lleno en los autónomos, ya sea por impuestos, burocracia o nuevas obligaciones. Fue contundente: “Están siendo el objetivo abatido del Gobierno”. Patricia asentó la idea desde la trinchera: “Cada vez hay más trámites y menos margen para respirar”.
Existen medidas paliativas como las llamadas “vacaciones fiscales”: 30 días sin notificaciones de Hacienda para quienes activan la DEHú (sistema de notificaciones electrónicas). Pero, como subrayó Lorenzo Amor, presidente de ATA, “No resuelven el problema de fondo: que descansar sea un lujo”. Porque, incluso sin notificaciones, la cuota y los gastos fijos siguen corriendo.
Qué puedes hacer si eres autónomo y quieres parar sin hundir las cuentas
Con el listón tan alto, cualquier mínima planificación ayuda. El propio testimonio de Patricia y el análisis del programa dejan varias acciones claras que pueden amortiguar el golpe cuando llegue el momento de bajar la persiana.
- Adelanta pedidos antes de cerrar.
- Comunica con tiempo la ausencia a tus clientes.
- Divide las vacaciones en periodos no consecutivos para repartir el impacto.
- Elige épocas de baja actividad para parar.
- Activa las “vacaciones fiscales” de la DEHú para tener 30 días sin notificaciones de Hacienda.
No es la panacea, pero sí una forma de no disparar la pérdida de ingresos en un solo bloque. Por consiguiente, si parar es innegociable (y lo es), que al menos sea en las mejores condiciones posibles.
La economía real detrás del descanso
En cualquier caso, la historia de Patricia resume una contradicción que atraviesa al colectivo que sostiene el 20% del PIB español: parar es sano, pero puede salir carísimo. Al final, el descanso llega con un peaje que muchos no pueden asumir sin ver peligrar el mes.
Ángel Expósito lo resumió en La Linterna con un zasca certero a la macroeconomía desconectada del mostrador: “Hablamos de macroeconomía, pero esta es la economía real: gente que trabaja sin red”. Y ahí está el nudo: sin red, hasta dos semanas de vacaciones se convierten en un salto al vacío.