El icónico local de la calle Muntaner, abierto en 1942, bajará la persiana tras un siglo de tradición familiar por la imposibilidad de asumir el nuevo contrato.
La leyenda del estilismo catalán pierde su cuna: la peluquería con la que Raffel Pagès inició su imperio, más de 60 salones en tres países, cerrará en las próximas semanas. La propietaria del bajo comercial exige duplicar el alquiler y ha dado seis meses para desalojar. Ni el nieto del fundador, actual gerente, ni los abogados han conseguido negociar una cifra sostenible.
La histórica peluquería Raffel Pagès de la calle Muntaner echa el cierre definitivo por la presión inmobiliaria en Barcelona
¿Puede el negocio asumir el doble de renta mensual? La respuesta es no. El incremento supera con creces la facturación media del salón y haría inviable continuar sin trasladar sobrecostes al cliente. “Sería traicionar la filosofía de mi abuelo”, lamenta el responsable.
En este sentido, el desahucio sentimental llega tras 20 años de gestión de la tercera generación, que confiaba en “dar continuidad a la ilusión y al legado” familiar. Y claro, el disgusto ha sido mayúsculo.
La situación de la empresa: escalada de costes y contratos que expiran sin opción razonable de prórroga
Barcelona vive una escalada de precios comerciales similar a la residencial. Según el Observatorio Metropolitano, la renta en zonas prime sube un 12 % interanual. El contrato de Pagès venció y la propiedad vio la oportunidad de alinearse con el mercado. El resultado: un local histórico expulsado de su barrio de toda la vida.
Año | Hito |
---|---|
1942 | Apertura del primer salón Raffel Pagès en Muntaner |
1968‑2000 | Expansión por España, Portugal y Francia |
2005 | Tercera generación asume la gestión del local original |
2025 | Propietarios solicitan duplicar alquiler; se decide el cierre |
La tabla demuestra cómo, pese al crecimiento internacional, el punto de origen permaneció casi intacto… hasta hoy.
La estrategia oficial de Raffel Pagès ante la escalada imparable de los alquileres comerciales en Barcelona
El gerente reconoce que evaluó mudarse, pero descarta reubicarse a corto plazo. “Salir de aquí me costaría mucho; necesito una pausa y desconexión”, admite. Por ahora mantendrá la plantilla en otros salones de la cadena y ofrecerá recolocaciones. Lista de medidas inmediatas anunciadas:
- Traslado del personal a locales cercanos en la Eixample.
- Conservación del mobiliario histórico para un futuro museo de la marca.
- Campaña de fidelización para clientes afectados con bonos descuento en otros centros.
La rotación forzosa de negocios icónicos erosiona la identidad de las zonas comerciales tradicionales. “Cuando un local centenario cae, el tejido pierde memoria”, resume la catedrática de Economía Urbana Teresa Batalla.
A diferencia de librerías o bares expulsados recientemente, la peluquería arrastra un componente formativo: allí se entrenaron decenas de estilistas que hoy lideran salones propios. Por este motivo, el cierre tiene un alcance socio‑laboral más amplio.
El vecindario quedará sin uno de sus referentes y la familia Pagès, sin su escaparate de recuerdos. Mientras tanto, el mercado inmobiliario barcelonés sigue presionando: si no se frena la espiral, muchos otros negocios centenarios podrían ser los siguientes.