Palma Bejarano, estudiante de 16 años de Algeciras, diseña un material enzimático que usa polvo lunar y podría abaratar las futuras bases en la Luna… y también las casas en los desiertos de la Tierra.
Con solo 16 primaveras, Palma Bejarano Rey ha conseguido lo que muchos investigadores persiguen durante décadas: que la NASA y la Universidad de Cambridge se fijen en su idea. Lithos Concrete, su “cemento lunar” elaborado con enzimas y regolito, prescinde del agua líquida y la maquinaria pesada. El hallazgo, presentado en el CCIR Student Research Symposium 2025, abre la puerta a levantar infraestructuras en la Luna y, de paso, a construir con menos recursos en regiones azotadas por la sequía.
Cómo nació la idea de un cemento lunar sin agua y con regolito de la Luna
La chispa se encendió cuando Palma investigaba el programa Artemis III, que pretende llevar de nuevo al ser humano al satélite en 2027. El reto era evidente: “El transporte de materiales y, sobre todo, el transporte de agua eleva los costes a cifras astronómicas”, subraya la joven. Así surgió Lithos Concrete, un compuesto que se activa con mínimas trazas de vapor de agua (obtenidas incluso del sudor de los astronautas) y se solidifica en carbonato cálcico, el mismo material que forma el mármol.
¿Te imaginas levantar una plataforma de aterrizaje sin una sola gota de agua? Esa es la promesa que ha cautivado a la agencia espacial estadounidense y a varios certámenes de élite como el Conrad Challenge.
Pasos y requisitos para replicar Lithos Concrete según el bioreactor de doble cámara CELINE
El corazón del sistema es la enzima anhidrasa carbónica (AC), inmovilizada en sílice dentro del biorreactor Alpha. Allí convierte CO₂ y vapor de agua (reciclados del aire exhalado) en iones bicarbonato, que luego fluyen al biorreactor Beta para reaccionar con calcio extraído del regolito. El resultado: un polvo que se compacta en ladrillos sin hornos ni líquidos. Antes de profundizar, conviene repasar los materiales imprescindibles:
- Regolito lunar, enzimas AC, CO₂ reciclado y trazas de vapor de agua.
Estos cuatro elementos bastan para desencadenar el proceso químico y prescindir de hornos capaces de superar los 1.100 °C que exigen otras técnicas.
A continuación, un cuadro resume cómo se compara esta propuesta con las alternativas más estudiadas:
Método | Recursos principales | Consumo energético | Punto fuerte |
---|---|---|---|
Lithos Concrete | Regolito, enzimas, vapor reciclado | Muy bajo | Sin hornos ni líquidos |
Sinterizado por microondas/láser | Regolito, haces láser | 1.100 – 1.600 °C | Alta resistencia |
Lunarcrete/geopolímeros | Regolito + activadores o azufre | Medio‑alto | Buenas propiedades mecánicas |
Como se aprecia, la opción enzimática minimiza tanto la energía como la dependencia de suministros terrestres.
Ventajas frente a otras tecnologías lunares y posibles aplicaciones en la Tierra árida
Además de ahorrar energía, el proceso de doble cámara protege la enzima de temperaturas extremas y permite escalar la producción: varias unidades Beta pueden alimentarse de un único Alpha. Por tanto, resulta ideal para montar bases modulares sin maquinaria pesada.
Y aquí surge la gran pregunta: ¿por qué investigar en la Luna cuando quedan desafíos en casa? Palma lo explicaba con rotundidad: si la tecnología funciona en condiciones tan hostiles, funcionará aún mejor en las zonas más secas y pobres del planeta. De ahí que Lithos Concrete se postule como una alternativa sostenible para la construcción en entornos afectados por el cambio climático.
En otras palabras, el regulito lunar podría inspirar soluciones terrestres donde el agua escasea y las temperaturas son cada vez más extremas. ¿Quién dijo que la exploración espacial no tiene impacto directo en nuestro día a día?