Juan Couce, representante de la Guardia Civil, alerta de una diferencia salarial con la Policía Nacional, recursos psicológicos insuficientes y una conciliación que califica de “utopía”. Pide cambios estructurales y más respaldo institucional.
La voz de los agentes vuelve a sonar con fuerza. Juan Couce, guardia civil y representante del cuerpo, denuncia una realidad incómoda: “Un policía nacional cobra unos 300 euros más que un guardia civil por el mismo trabajo. Trabajamos más horas, cobramos menos y tenemos menos derechos”. ¿Quién cuida a quienes nos cuidan?
Diferencia salarial con Policía Nacional y falta de sindicatos en la Guardia Civil
Couce subraya que la brecha salarial no es el único agravio. Señala la ausencia de sindicatos en la Guardia Civil, a diferencia de la Policía Nacional, y reclama verdadera representación laboral. Según explica, “no hay nada que prohíba que tengamos sindicato, simplemente el Gobierno no quiere darnos ese derecho”. Dicho claro y pronto: piden voz efectiva en la negociación de sus condiciones.
Antes de entrar al detalle, conviene resumir los datos que el representante pone sobre la mesa.
Tabla de datos clave denunciados por los guardias civiles
| Dato denunciado | Descripción |
|---|---|
| Diferencia salarial | “Un policía nacional cobra unos 300 euros más… por el mismo trabajo”. |
| Representación laboral | No hay sindicatos en la Guardia Civil; existen asociaciones con menor poder. |
| Sistema disciplinario | Presiones y sanciones que califican de desproporcionadas bajo un esquema militarizado. |
| Organización de cuarteles | La mayoría de los 2.000 cuarteles están obsoletos y faltos de personal. |
Estos puntos explican por qué el conflicto no es coyuntural, sino estructural.
Salud mental en la Guardia Civil y recursos psicológicos insuficientes en Canarias
El plano emocional preocupa, y mucho. Couce afirma: “Tenemos la tasa de suicidio más alta de toda España, en cualquier segmento de la población o cualquier trabajo”. En Canarias, añade, “tenemos un solo psicólogo para cerca de 4.000 guardias civiles”. Tras actuaciones traumáticas, muchos agentes sienten que “te llevas la mochila a casa… hasta que pasa lo que pasa”.
¿No debería haber un respaldo inmediato tras un suceso crítico? El mensaje es claro: “Necesitamos recursos, no medallas”. La llamada busca atención, prevención y seguimiento psicológico real.
Cuarteles obsoletos, organización ineficiente y conciliación familiar que se resiente
El representante describe una estructura envejecida y dispersa: cuarteles a escasos minutos entre sí, sin personal suficiente y con instalaciones desactualizadas. Propone reorganización para ganar eficiencia y seguridad. La planificación también afecta a las familias: “La conciliación familiar es una utopía”. Sin cuadrantes fijos —o con cambios de última hora por “necesidades del servicio”—, ¿cómo organizar la vida en casa?
En paralelo, la rigidez del Código Penal Militar añade tensión interna. Couce asegura que “en pleno siglo XXI seguimos con presiones y sanciones desproporcionadas”, un clima que complica cualquier mejora.
Quiénes se ven afectados y por qué este conflicto laboral importa
El problema alcanza a miles de agentes que patrullan cada día y a sus familias. No se trata solo de sueldos: es seguridad, salud mental y calidad del servicio público. La entrevista difundida en Helado Oscuro Podcast ha avivado el debate en redes; sin embargo, sobre el terreno, la benemérita sigue cumpliendo su labor: “Defendemos a todos los españoles, pero a veces sentimos que nadie nos defiende a nosotros”.
Para cerrar, ¿qué reclaman exactamente? A continuación, el núcleo de peticiones que, según Couce, aliviaría la situación.
Principales reclamaciones trasladadas por los agentes
- Equiparación salarial con la Policía Nacional para el mismo trabajo.
- Refuerzo urgente del apoyo psicológico y atención tras incidentes.
- Reforma del modelo disciplinario y fin de presiones desproporcionadas.
- Reconocimiento de sindicatos para una representación real y efectiva.
- Reorganización de cuarteles y cuadrantes estables que faciliten conciliar.
Porque, en definitiva, ¿qué sentido tiene exigir respuestas en segundos en la calle si no hay respaldo sólido después? La mejora de condiciones no es un privilegio; es una garantía para el servicio que reciben los ciudadanos.
