Si has pasado alguna vez junto a una obra, ya sabes que allí mandan el ruido, el polvo y, casi siempre, los hombres. En ese escenario, Kiki, la “albañila de TikTok”, se ha hecho hueco a base de oficio y constancia. Lleva 20 años en la construcción y, como resume sin rodeos, “Trabajo con 50 hombres y ninguno me dobla el ritmo”. En un sector donde solo el 11,2% de los trabajadores son mujeres, su historia engancha porque suena a vida real, a cansancio y a orgullo.
Comparte su día a día entre sacos de cemento, alicatados y soldadura, sí, pero también entre risas y vídeos que vuelan por TikTok. Y todo empezó con poco más de 20 años, cuando decidió formarse en una escuela de oficio sin referentes femeninos y sin nadie que le allanara el camino.
¿Quién es Kiki y por qué te suena como la “albañila de TikTok”?
Si te hablan de Cristina Moya quizá no te suene, pero si mencionan a la “albañila de TikTok” probablemente te venga a la mente alguna entrevista o uno de sus vídeos virales. A través de sus cuentas en redes, Kiki enseña su día a día en la obra, entre martillazos y risas, y convierte un oficio de siempre en una ventana muy directa a cómo se trabaja de verdad.
Su trayectoria va más allá de un empleo: es vocación, una lección de vida y una forma muy práctica de feminismo. ¿El método? Mostrar con naturalidad lo que hace, sin discursos largos y con el humor justo para que veas el trabajo sin filtros.
¿Cómo empezó en la construcción y qué trabajos hace hoy?
Con poco más de 20 años decidió apuntarse a una escuela de oficio para aprender construcción. Estuvo dos años formándose hasta convertirse en oficial, especializándose en alicatado y soldadura.
El salto al mercado laboral fue duro. “Llegaba a las obras a pedir trabajo y me veían tan joven y mujer, que directamente me decían que no, que no necesitaban a nadie”. Empezó como muchas mujeres fuertes: pequeñas obras para amigos y reformas de cocinas, sumando experiencia hasta que no pudieron ignorarla. Hoy la llaman para reformas completas, instalaciones de placas solares, soldaduras industriales y todo tipo de obras. Y lo tiene claro: “Me encanta lo que hago. No hay nada como ver la cara de un cliente cuando ve cómo ha quedado su cocina. Esa es mi gasolina”.
¿Qué machismo sigue habiendo en la obra?
Kiki no se anda con romanticismos: “Hay días que llego a casa reventada, sin ganas de hablar. Es un trabajo duro, si no te apasiona, lo dejas”. Y el dato pesa: según el Observatorio de la Construcción, solo el 11,2% de quienes trabajan en el sector son mujeres. Ella matiza: “Y de esas, pocas se manchan las manos”. También apunta: “Arquitectas, técnicas de prevención… sí, hay más. Pero de las que estamos al pie de obra, muy pocas”.
¿Ha sufrido machismo? Responde sin rodeos: “Por supuesto. Te miran raro, algunos jefes te hacen la vida imposible o directamente no quieren contratar mujeres. Es absurdo. Pero yo sigo, porque tengo claro que estoy haciendo más por la igualdad que muchos políticos”. Y remata con hechos: “Aquí estoy yo, con 50 hombres, demostrándoles que puedo hacer el mismo trabajo. No necesito discursos, lo demuestro cada día con mis manos”.
¿Cómo usa sus redes y a quién inspira?
Además del tajo, Kiki ha encontrado en las redes un punto de encuentro con otras profesionales. “He hablado con albañilas de Perú, de Argentina, de Madrid… Somos pocas, pero estamos”. En TikTok enseña desde cómo alicatar un baño hasta cómo hacer una instalación fotovoltaica.
Su comunidad no para de crecer y muchas mujeres jóvenes le escriben para contarle que se han animado con una FP o a probar algo que nunca se atrevieron a hacer. Como admite con sorpresa y una sonrisa cansada: “Es muy fuerte pensar que puedas inspirar a alguien con solo mostrar tu día a día, pero pasa”.
¿Quieres entrar en la construcción? Pasos prácticos inspirados en Kiki
Si te pica el gusanillo, no hace falta reinventar la rueda: su camino da pistas muy claras. Inspirándonos únicamente en lo que ella cuenta, estos pasos te pueden orientar si quieres empezar con buen pie.
- Apuntarte a una escuela de oficio para formarte en construcción y adquirir base técnica.
- Especializarte en áreas muy demandadas del tajo, como alicatado y soldadura.
- Empezar por pequeñas obras para amigos y reformas de cocinas para ganar experiencia real.
- Mostrar tu trabajo en redes (por ejemplo, TikTok) para conectar con otras mujeres y con clientes.
En resumen, no es magia: es formación, práctica y constancia. Por tanto, si de verdad te atrae, se trata de empezar, sumar horas de obra y enseñar lo que haces; de ahí que el camino sea exigente, pero posible.