Este pueblo almeriense de menos de 300 habitantes guarda playas paradisíacas y rincones vírgenes ideales para el verano

¿Te imaginas despertarte con el sonido del Mediterráneo y sin el bullicio de los chiringuitos abarrotados? Mucha gente cree que ese lujo solo existe en postales exóticas, pero basta con mirar un poco más abajo en el mapa de España para dar con el tesoro.

Agua Amarga, con sus apenas 300 vecinos censados, demuestra que el tamaño no importa cuando hay playas vírgenes de por medio. Su playa principal roza los 700 metros, y las calas vecinas se reparten entre paseos de 30 minutos y caminos de tierra que ponen a prueba la amortiguación del coche. Para colmo, el pueblo mantiene intacto el encanto de las casas blancas e incluso presume de un cargadero minero en ruinas que decora la colina cual recuerdo industrial. Si buscas una mezcla de agua transparente, historia y un toque de tranquilidad… sigue leyendo porque esto se pone interesante.

¿Dónde está Agua Amarga y por qué te va a sonar a paraíso?

Situada dentro del Parque Natural Cabo de Gata‑Níjar, en la provincia de Almería, Agua Amarga no solo presume de mar; también suma un entorno protegido que limita la construcción y conserva la autenticidad. El núcleo urbano se apiña frente a la arena gris clara, con callejuelas estrechas que desembocan directamente en la playa.

Su población ronda los 300 habitantes durante el resto del año, pero en verano la cifra se dispara gracias a viajeros que buscan un rincón sin complejos turísticos gigantes. Aun así, la atmósfera festiva se queda en pequeñas terrazas y pescadores remendando redes al atardecer, nada de macrodiscotecas.

Tabla de playas y calas

A continuación verás de un vistazo las distancias, accesos y longitudes de los arenales más sonados. Ideal para decidir si vas con chanclas o con botas de senderismo.

Playa o calaLongitud aproximadaTiempo/Modo de accesoPunto distintivo
Playa de Agua Amarga700 mPie de puebloServicios completos y fósiles visibles
Cala de Enmedio30 min a pie o pista de tierraDunas fosilizadas y cero construcciones
Cala del Plomo260 mCoche por camino de tierra o a pieEntrada pedregosa y zona de buceo
Playa de los Muertos1 kmSendero de 10‑15 min con pendienteAgua azul intenso y entorno virgen

Si sudas solo de ver los minutos de caminata, recuerda: la recompensa llega en forma de agua cristalina y cero sombrillas clónicas.

Cómo llegar a las calas más fotogénicas sin perder la paciencia

Para pisar la Cala de Enmedio necesitarás media hora de paseo desde la playa urbana. El sendero es sencillo, pero llévate agua porque el sol almeriense no da tregua. Quienes prefieran la Cala del Plomo pueden aventurarse con el coche (por un camino de tierra sin asfaltar) o añadir unos kilómetros a la caminata; allí te esperan 260 metros de arena mixta y un arrecife submarino perfecto para inmersiones guiadas.

En dirección opuesta, a pocos minutos hacia Carboneras, aparece la Playa de los Muertos. Su fama de “mejor playa de España” no es gratuita: casi 1 kilómetro de arena clara y un azul que obliga a sacar la cámara. Eso sí, el descenso por el sendero (10 o 15 minutos) pone a prueba rodillas y paciencia, así que elige calzado decente.

Un pasado minero que todavía asoma entre las olas

Aunque hoy el turismo hace caja, Agua Amarga nació pegada al mar y al mineral. Las ruinas del cargadero, visibles en la colina, recuerdan los días en que el hierro de Lucainena de las Torres salía en barco desde aquí. No quedan vagonetas ni estruendo de maquinaria, pero la estructura oxidada aporta un fondo de película a la estampa marinera.

Antes, la economía se repartía entre pesca artesanal (almadraba incluida) y la mina; ahora los pescadores conviven con buceadores, senderistas y algún que otro curioso que sube a Mesa Roldán para fotografiar el faro del siglo XVIII. Todo cambia, pero el acento marinero sigue flotando en el aire.

Lista de trucos prácticos para que tu visita sea redonda

Antes de lanzarte a la carretera (o al sendero), ten en cuenta estos consejos; tu yo futuro te lo agradecerá.

  • Lleva calzado cerrado para los accesos de tierra y senderos con pendiente.
  • Mete agua y un tentempié: en las calas vírgenes no hay chiringuitos salvadores.
  • Si buceas en Cala del Plomo, respeta la formación rocosa y no toques la fauna; el ecosistema está protegido.
  • Aparca con cabeza: el número de plazas es limitado y las multas llegan más rápido que el atún en temporada.
  • Pregunta a los vecinos por las cuevas del cerro del Cuartel; escucharás leyendas de piratas y hippies sin salir del pueblo.

Con estos mínimos, disfrutarás del Cabo de Gata sin dejar huella (más allá de las fotos que inundarán tus redes sociales).

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