El inesperado recargo que indignó a un comensal al recibir la cuenta.
Salir a comer fuera suele ser sinónimo de disfrute y desconexión, pero no siempre todo sale como se espera. Un comensal en Estados Unidos lo vivió en primera persona cuando, tras pedir varios platos en un restaurante, descubrió un sorprendente cargo extra de 15 dólares (13,24 euros) en su ticket. ¿Qué sucedió para que se incluyera semejante importe sin previo aviso?
La historia comienza cuando el cliente y su acompañante acudieron a un local para celebrar un acontecimiento especial. En su pedido incluyeron una pasta carbonara, un plato de pollo frito y dos postres que, a simple vista, no presentaban ningún recargo fuera de lo común. Todo apuntaba a que la cuenta rondaría los 70 dólares (62 euros). Sin embargo, al recibir el ticket, se encontraron con una cifra final de 85 dólares (unos 75 euros).
Esta diferencia generó desconcierto inmediato, pues solo tenían constancia de un suplemento de 3 dólares por una bola de helado para acompañar la tarta. Nada hacía sospechar la existencia de otro concepto adicional. Fue entonces cuando, al revisar detenidamente el papel, el cliente comprobó que había un cargo etiquetado como “ser un gilipollas”.
Por qué muchos consumidores temen sorpresas desagradables cuando reciben la cuenta
Es cierto que en algunos establecimientos se aplican recargos especiales, ya sea por añadir guarniciones, solicitar sustituciones de ingredientes o, incluso, por ocupar una mesa al aire libre. Sin embargo, lo habitual es que el camarero informe de cualquier sobrecoste para evitar malentendidos. ¿Te imaginas llegar a ver en el desglose de tu consumo un cargo ofensivo?
Estos suplementos pueden aparecer con distintos nombres, pero siempre suelen justificarse en la carta o en la información que el local facilita al cliente. En esta ocasión, la nota generó una ola de comentarios en redes sociales, ya que no parecía existir motivo alguno para semejante etiqueta.
Los detalles ocultos que encarecieron la factura hasta una cifra inesperada
El revuelo creció cuando el cliente subió la foto de su ticket a internet, recibiendo toda clase de reacciones de incredulidad. Sin embargo, la historia dio un giro cómico poco después, cuando el propio comensal aclaró el origen de ese “recargo por insulto”. De acuerdo con su versión, la pareja había pedido un cóctel cuyo nombre, traducido literalmente, era “Eres un gilipollas”. Aun así, nadie le avisó de que el coste de la bebida se reflejaría de esa forma tan peculiar en la cuenta.
Para muchos, la mayor molestia no residía en pagar 15 dólares por ese combinado, sino en la falta de explicación previa. “¿Quién podría imaginar que un cóctel llevaría este tipo de nombre?”, se preguntaba más de un usuario de redes sociales. A continuación, se muestra un ejemplo de los importes que figuraban en el ticket:
Concepto | Cantidad |
---|---|
Pasta carbonara | 20 $ |
Pollo frito | 18 $ |
Tartas y helado | 12 $ |
Cóctel “Eres un gilipollas” | 15 $ |
Otros suplementos | 3 $ |
Total | 68 $ |
El importe final ascendió a 85 dólares debido a impuestos y propinas adicionales. Aunque el usuario matiza que el malentendido se originó al olvidar el nombre exacto de la bebida, la anécdota ha servido para debatir sobre la importancia de la transparencia en los menús.
El papel de las redes sociales para compartir experiencias con los restaurantes
No es la primera vez que un suceso en un local de hostelería se hace viral gracias a internet. De hecho, muchos consumidores acuden a plataformas digitales para denunciar cobros inesperados, suplementos llamativos o situaciones poco claras. Por consiguiente, cada vez son más los restaurantes que revisan su política de precios para evitar polémicas.
Aun así, conviene extremar la precaución antes de pedir. Si no quieres llevarte sorpresas desagradables, echa un vistazo a la siguiente lista de consejos:
- Pregunta por posibles suplementos o recargos.
- Verifica las opciones de la carta con el camarero.
- Comprueba la cuenta detalladamente antes de pagar.
- Conserva el ticket si detectas algo extraño.
Como ves, un pequeño gesto puede prevenir un auténtico disgusto. Ojo con los nombres de algunos platos y bebidas, ya que podrías asumir costes que, al menos en un principio, no tenías previstos.
Al final, el cliente aclaró la situación con el restaurante y entendió que, pese a la sorpresa inicial, todo se debía a la curiosa denominación del cóctel. El suceso, sin duda, ha despertado el interés de quienes gustan de salir a comer o cenar fuera, recordando la importancia de pedir explicaciones siempre que encontremos algo insólito o poco claro en la cuenta.