La jubilación de sus propietarios pone fin a seis décadas de tradición y deja en vilo a la industria local.
La empresa Conservas Rodríguez Pascual, asentada en Redondela (Pontevedra) y reconocida por su icónica marca “La Coca”, ha anunciado el cese definitivo de su actividad. Esta decisión, provocada por la jubilación de los propietarios y la falta de relevo generacional, conlleva el despido de 18 trabajadores y el fin de la última conservera que quedaba en el municipio.
Mañana 7 de abril se hará efectiva la liquidación de la sociedad, una noticia que ha sorprendido a buena parte del sector alimentario y que pone punto final a más de 60 años de historia. ¿Podría haberse evitado con una estrategia diferente?
Conservas Rodríguez Pascual en Redondela: el inesperado cierre de una histórica tradición conservera
Conservas Rodríguez Pascual inició su trayectoria en 1961, cuando su fundador, José Rodríguez Lago, apostó por la elaboración artesanal de pescado y marisco. Gracias a su cuidada selección de materias primas, se convirtió en una empresa referente para la exportación de latas “Made in Galicia” a más de 15 países.
En este sentido, la marca “La Coca” logró un amplio reconocimiento por sus conservas de atún, sardinas y mariscos de alta calidad. La fábrica, situada en la zona de Cesantes, no solo dio empleo a varias generaciones, sino que también fortaleció el tejido económico de la villa.
La Coca y la falta de relevo generacional: así se gesta el adiós definitivo
Según la versión oficial, José y Ángel Rodríguez Cabaleiro, hijos del fundador original, han decidido no buscar comprador externo. La producción llevaba parada desde las pasadas Navidades y, ante la jubilación de los hermanos, se confirmó la clausura definitiva.
¿Por qué no se ha optado por vender la marca o buscar inversores? Varios medios señalan que la creciente complejidad de la industria conservera y la competencia de grandes grupos dificultan la continuidad de empresas familiares sin un plan sucesorio claro. A continuación se muestra una breve línea de tiempo con los momentos clave de la compañía:
Año | Evento |
---|---|
1900 | Origen de La Coca (Conservas JOB) en Redondela. |
1961 | Fundación de Conservas Rodríguez Pascual. |
1968 | La familia Rodríguez pasa a gestionar la fábrica de Cesantes. |
2025 | Cierre definitivo por jubilación de los propietarios. |
La decisión de no buscar relevo se sustenta, en parte, en la falta de motivación para asumir riesgos en un mercado cambiante. No existe un problema económico de base, pero la dificultad de mantener estándares de calidad y la ausencia de un sucesor dispuesto a continuar han sido definitivas.
Especialistas en industria alimentaria lamentan la desaparición de una marca rentable que podría haberse integrado en algún grupo mayor, como sucedió con otras conserveras gallegas. Sin embargo, entienden que el arraigo familiar y la falta de acuerdos han llevado a esta resolución.
Comparativa con otros cierres y el impacto para la comunidad de Redondela
En Galicia, empresas como Cuca o Calvo lograron perdurar al unirse a grandes corporaciones. Otras, como Alfageme, sucumbieron al no encontrar un encaje empresarial sólido. El caso de La Coca evidencia las dificultades para mantener proyectos familiares sin sucesión interna.
La plantilla, compuesta por 18 trabajadores, afronta ahora la incertidumbre laboral sin opciones reales de recolocación en el mismo sector, pues ya no quedan conserveras activas en la localidad. Antes de desgranar los efectos en detalle, es útil resumir los aspectos más relevantes:
- Despido de 18 empleados con amplia experiencia en el sector conservero.
- Pérdida de un referente local que simbolizaba la tradición pesquera de la comarca.
- Falta de alternativas productivas en Redondela para absorber la mano de obra especializada.
La administración local estudia posibles ayudas, pero reconoce la dificultad de llenar el vacío que deja una marca tan arraigada. La clausura de Conservas Rodríguez Pascual marca el fin de la última conservera de Redondela y, con ella, el adiós a la emblemática marca La Coca. A partir de ahora, la tradición que durante décadas dio prestigio a la villa se reduce a un recuerdo entrañable para los vecinos, que esperan que en un futuro próximo surjan iniciativas capaces de recuperar esta parte esencial de su identidad.