¿Te ha pasado alguna vez que pides algo “a tu gusto”… y acabas protagonizando el chascarrillo del barrio? Entre hornillos apagados y la pereza de fregar, cada vez abrazamos más el “¿lo lleváis a domicilio?”.
Más del 50 % de los españoles claudicamos al menos una vez al mes, según la Asociación AECOC, y el porcentaje sube como la espuma entre los más jóvenes. Lo normal es elegir, pagar y esperar al repartidor; punto. Sin embargo, un vecino de Sevilla dejó al personal boquiabierto con la nota que añadió a su cena. Spoiler: la cebolla le sienta fatal… y no quiso callárselo.
¿Qué ocurrió exactamente?
El pasado, sin fecha exacta, pero documentado en la red social X (antes Twitter), el Café Bar Mega, situado en Sevilla, recibió un pedido a través de la app Just Eat: dos hamburguesas y algún extra para rematar la noche. Nada fuera de lo común hasta que el equipo leyó la casilla de comentarios.
Allí el cliente soltó, tal cual: “La hamburguesa ‘crujipollo’ que sea sin cebolla, por favor. Paso muy mala noche con los ‘peos’. Gracias, está todo muy rico”. El bar compartió el ticket con humor: “Sinceros y que esperemos que pasen una noche genial”, y la publicación se llenó de carcajadas virtuales con perlas como “Me parto” y “La gente es la caña”.
¿Somos así de caprichosos al pedir comida a domicilio?
Los datos de AECOC apuntan a que más del 50 % de la población recurre al delivery al menos una vez al mes. Esa cifra escala todavía más entre quienes no llegan a la treintena, reforzando la idea de que agilidad y comodidad pesan más que calentar la sartén.
Con este volumen de pedidos, las indicaciones especiales son el pan de cada día: intolerancias, gustos y, por lo visto, confesiones digestivas. La mayoría son peticiones rutinarias; otras, como la de nuestro protagonista, se convierten en contenido viral que hace reír a medio internet.
Antes de lanzarte a escribir la novela de tu vida en la app, ten presentes estas recomendaciones. Te evitarán malentendidos… y ser trending topic por los motivos equivocados:
- Sé claro y breve: limita tus comentarios a alergias reales o preferencias básicas (p. ej., “sin gluten” o “poco hecho”).
- Evita detalles escatológicos: el personal de cocina no necesita saber tu relación con los gases; basta con pedir “sin cebolla”.
- Añade un “gracias”: la educación cabe en una palabra y mejora cualquier pedido.
¿Por qué esta anécdota nos hace sonreír… y pensar?
El humor surge de lo cotidiano: todos tememos la cebolla traicionera, pero pocos lo escriben con tanta franqueza. Además, la viralidad muestra cómo un comentario simpático puede dar promoción gratuita a un negocio local sin invertir un euro en publicidad.
Por otro lado, la historia recuerda la importancia de las apps de reparto como canal bidireccional: permiten personalizar la comida y, de paso, humanizan la relación con el restaurante. Eso sí, conviene mantener cierto filtro para no convertir un ticket en confesionario público.