Antonio Gálvez, de 81 años, clausurará en septiembre el establecimiento que fundó en 1978 en Gualchos‑Castell de Ferro (Granada) después de 20 años reclamando un cruce peatonal que nunca llega.
El Hotel El Ibérico, uno de los alojamientos clásicos de la Costa Tropical granadina, bajará la persiana justo al terminar la temporada alta. Su propietario, Antonio Gálvez, culpa al “muro” que supone la N‑340: desde 2005 los clientes deben rodear dos kilómetros para alcanzar la playa situada a tan solo 500 metros. Ni las firmas, ni las cartas, ni las reuniones con Ayuntamiento y Ministerio de Transportes han servido. “Me la clavaron”, resume con amargura.
Veinte años de promesas incumplidas para un paso seguro frente al Hotel El Ibérico en la N‑340
En 2005 la colocación de vallas y una mediana coincidió con la llegada de la autovía, bajo la promesa de que se retiraría después. No ocurrió, y la ocupación cayó al 30‑40 % incluso en agosto. ¿Puede el Ayuntamiento instalar el paso sin esperar al Ministerio? La respuesta es no; la carretera es de titularidad estatal.
Año | Petición / Reunión | Resultado |
---|---|---|
2005 | Primera solicitud de retirada de vallas | Sin respuesta |
2010 | Reunión con Carreteras de Granada | Compromiso verbal |
2017 | Recogida de firmas vecinales | Sin obras |
2024 | Visita del subdelegado del Gobierno | Estudio técnico encargado |
Fuente: Ayuntamiento de Gualchos‑Castell de Ferro.
La estrategia oficial propone cruces alternativos que no convencen a vecinos ni hosteleros
El Ministerio sugiere dos opciones: una plataforma elevada junto al hotel o un paso a 100 metros que también sirva a la barriada de El Romeral. El consistorio, dirigido por Toñi Antequera (PSOE) desde 2015, encarga ahora un informe externo para decidir, pero recuerda que la ejecución “correspondería al Estado”. Mientras, los turistas optan por otros destinos con accesos cómodos. Especialistas en movilidad y economía local consultados ven tres efectos inmediatos:
- Desempleo directo de hasta cuatro personas en verano.
- Pérdida de 36 plazas de alojamiento en un municipio con oferta limitada.
- Daño reputacional: la imagen de “playa vetada” desalienta futuras inversiones.
En este sentido, la asociación provincial de hostelería pide agilizar los trámites: “Un simple semáforo cuesta menos que reactivar el negocio perdido”, señalan. Arrancó en 1978 como sueño familiar y termina, si nada cambia, como ejemplo de burocracia eterna. “Cerrar duele”, admite Antonio, “pero más duele ver la carretera vacía y el hotel sin vida”. Tal cual.