Durante un viaje a Estonia, Leyre Gómez encontró un puesto local que ofrecía productos de Hacendado. No era una tienda oficial, pero el hallazgo corrió en TikTok: embutidos, conservas y hasta helados, con precios que sorprenden.
Leyre Gómez resumió su perplejidad con una frase que lo dice todo: “Que estoy en Estonia y me he encontrado un Mercadona. ¿Desde cuándo hay Mercadona en Estonia? Estoy flipando”. El hallazgo no es menor: fuera de España apenas es habitual ver marcas de la cadena, salvo en Portugal, donde operan 63 tiendas frente a las 1.603 de nuestro país.
Por qué ver productos de Mercadona en Estonia sorprende a cualquier español
Encontrar artículos de Hacendado fuera del entorno habitual no es lo normal. De ahí que el vídeo llamara la atención: ¿quién no miraría dos veces al reconocer sus productos de siempre a miles de kilómetros? La escena rompe las expectativas y conecta con la nostalgia del consumidor español.
¿Qué vendía el puesto local con marca Hacendado y cuánto costaba? La viajera compartió imágenes de un puesto que ofrecía desde embutidos y conservas hasta congelados. “Es como si estuviese en Mercadona, pero en un mercado de Estonia”, relató, aún sin dar crédito.
A modo de guía rápida, estos son algunos de los productos Hacendado que aseguró haber visto a la venta:
- Helados, chorizo, atún enlatado, patatas sabor jamón, aceite de oliva, tomate triturado, patés, salsas y nata para cocinar.
Según contó, los precios no pasaron desapercibidos. A continuación, un resumen orientativo de lo que mencionó:
Producto | Precio indicado |
---|---|
Aceite de oliva | 7 € |
Tomate triturado | 5 € |
Patés | 3 € |
Bandeja de jamón serrano | 8 € |
Estos importes ayudan a dimensionar la sorpresa: ver el surtido es impactante, pero comprobar cuánto cuesta fuera añade otra capa de curiosidad. ¿Pagarías tú esos precios por un antojo de casa?
Gómez aclaró que no se trataba de un establecimiento oficial, sino de un puesto local que vendía marcas reconocibles. Lo definió con naturalidad: “Venden todo el Mercadona. No sé si tendrán algún convenio o si traen las cosas en la maleta, pero hasta los helados…”. La escena, sí, parecía sacada de una escapada al súper de barrio, solo que en pleno mercado estonio.
La reacción de la viajera y lo que significa para quienes viven fuera
Más allá del shock inicial, la valoración fue positiva para quienes residen en el extranjero y echan de menos el sabor de casa. “Si echas de menos la comida española, creo que está genial”, admitió. Y remató con una reflexión muy humana: “Yo lo pagaría, sin duda. He estado viviendo bastante en Ghana y no te imaginas lo que hubiese pagado por esos productos”. Es fácil entenderla: cuando vives fuera, un producto familiar no es solo una compra; es un pequeño billete de vuelta.
En resumen, el vídeo conecta con algo más que una anécdota: habla de identidad, de costumbres y de cómo una marca cotidiana puede convertirse, a cientos de kilómetros, en un puente emocional. Que haya o no una explicación logística detrás importa menos que la reacción de quien, de pronto, se siente en casa. Y sí, tal cual.