”Quizás fuiste tú”: una azafata explica cómo la tripulación selecciona a un pasajero al embarcar para una tarea vital

Vas cargado con tu maleta, buscando tu asiento y pensando si el equipaje de mano cabrá en el compartimento. Lo que quizá no imaginas es que, mientras tanto, la tripulación te está “escaneando” de arriba abajo. La azafata Mirtill Majoros ha contado en redes un secreto curioso: en cada vuelo comercial se elige, en silencio, a un pasajero especial. Ese viajero se convierte en la carta bajo la manga de los auxiliares por si algo se tuerce en pleno aire. Su elección es tan discreta que, como dice la propia azafata, «Quizás sin saberlo, tú ya has sido el elegido en algún vuelo». Desde luego, la próxima vez que subas a un avión, tal vez recuerdes este detalle mientras ajustas el cinturón.

¿Qué comprueba la tripulación cuando subes al avión?

Los auxiliares de vuelo no reparten cartas al azar: aplican un pequeño “filtro” visual antes de cerrar puertas.

  • Buen estado físico general o, al menos, que no haya señales de mareo o malestar.
  • Ausencia de consumo de alcohol evidente (sí, ese segundo gin‑tonic en la puerta de embarque se nota).
  • Perfil calmado y, a poder ser, que hable el idioma del destino o parezca capaz de abrir una puerta de emergencia sin entrar en pánico.

Después de esas tres miradas fugaces eligen a la persona que, llegado el momento, puede echar una mano. Por supuesto, nadie hace sonar una campana para avisar; el criterio queda entre el sobrecargo y sus compañeros, igual que la receta secreta de la abuela.

¿Para qué eligen a un pasajero “clave”?

El objetivo es puramente práctico: contar con un aliado inmediato si surge una evacuación, un problema médico o la necesidad de traducir indicaciones a otros viajeros. Tener identificada a una persona serena y físicamente capaz reduce segundos críticos en caso de emergencia, y en aviación cada segundo cuenta más que el precio del café a bordo.

Además, esa ayuda extra evita que toda la responsabilidad caiga sobre la tripulación, que ya tiene las manos ocupadas coordinando procedimientos y calmando al pasaje. En definitiva, es una red de seguridad humana que viaja, literalmente, en tu mismo asiento.

¿Cómo intuir si te han elegido a ti?

No existe una señal oficial (olvida las películas), pero sí pequeñas pistas: si un auxiliar te dirige una sonrisa algo más larga o te pregunta, muy amablemente, por tu asiento y destino, podría estar “tomando nota”. Hay pasajeros que lo sospechan, como la usuaria que escribió: «Mi marido mide dos metros, siempre lo eligen».

Otros, como quien confiesa «Yo seguro no, me desmayo antes de ayudar», tienen claro que su papel sería el de espectador. Aun así, la regla de oro es la discreción. Nadie te entregará una tarjeta VIP ni un chaleco dorado. La gracia está en que el resto del pasaje ni se lo huela.

Si te apetece pasar desapercibido, procura no parecer mareado ni demasiado eufórico tras la visita al duty‑free; eso te quita puntos. Por el contrario, si te hace ilusión ser “el elegido”, mantén una actitud tranquila, muestra que entiendes al personal y evita cargar con más bolsas de las que puedes mover sin atrancar el pasillo.

En cualquier caso, recuerda que la seguridad a bordo es asunto de todos. Colaborar con la tripulación, aunque solo sea escuchando las demoledoras instrucciones de seguridad, puede marcar la diferencia entre un vuelo rutinario y uno que acabe en anécdota épica para contar.

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