Nueva ley de alquileres: la cláusula que deja a los inquilinos sin protección frente al desalojo por parte del propietario

Basta un año de contrato y que el casero necesite el piso para recuperarlo: conoce requisitos, plazos y protección del inquilino.

Pagar la renta puntualmente ya no es la única garantía de seguir en la vivienda. Desde la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), una cláusula muy concreta (el artículo 9.3) permite al propietario poner fin al contrato si acredita que necesita el piso para vivir él mismo o un familiar de primer grado. ¿La clave? Haber cumplido el primer año de alquiler y haber pactado la cláusula por escrito.

Cómo la cláusula de necesidad del artículo 9.3 autoriza terminar el alquiler antes de tiempo

¿Sabías que el casero puede echarte aunque pagues puntualmente? La LAU introduce un supuesto excepcional que amplía los motivos tradicionales de resolución anticipada (impago, subarriendo no consentido, daños o actividades ilícitas) y da al dueño una salida legal sin que medie incumplimiento del arrendatario.

Para acogerse, el propietario debe:

  • Ser persona física. Las sociedades quedan fuera.
  • Haber incluido la cláusula expresamente en el contrato inicial.
  • Acreditar que destinará la casa a residencia habitual propia, de un hijo, padre o cónyuge tras divorcio o nulidad.
  • Esperar al menos 12 meses desde la firma antes de invocar la cláusula.

Ojo, porque aquí viene la letra pequeña: si el pacto no aparece por escrito, la prórroga obligatoria se mantiene y el inquilino podría negarse a marcharse.

Plazos imprescindibles que ambos deben respetar: notificación, desalojo e incorporación del propietario

El procedimiento está tasado. Primero, el casero debe comunicar la resolución con dos meses de antelación; después, el inquilino dispone de ese mismo tiempo para abandonar el inmueble. Por otro lado, el propietario tiene tres meses desde la entrega de llaves para ocupar la vivienda.

TrámitePlazo legalConsecuencia de no cumplir
Notificación al inquilino2 meses antes de irseContrato sigue vigente
Salida del arrendatarioMáx. 2 meses tras avisoPosible desahucio
Entrada del propietarioDentro de 3 mesesDerecho de retorno + daños

Como ves, los tiempos corren para ambos. De ahí que convenga planificar la mudanza o la ocupación con margen suficiente. Por muy clara que parezca la norma, también protege al arrendatario. Si el propietario no demuestra que vive en la casa dentro de esos tres meses, el antiguo inquilino puede exigir:

  1. Reinstalación en la vivienda por hasta cinco años.
  2. Indemnización por los gastos ocasionados (traslado, nueva fianza, diferencia de renta…).

En consecuencia, la cláusula no es un cheque en blanco: obliga al dueño a cumplir su propia promesa de uso real.

Contratos abusivos: cómo detectar cláusulas que van más allá de la ley y qué hacer entonces

Algunos arrendadores incluyen fórmulas que les permiten recuperar la vivienda en cualquier momento, sin plazo mínimo ni causa objetiva. Por tanto, antes de firmar:

  • Lee cada cláusula con calma y pide aclaraciones si algo no encaja.
  • Contrasta el texto con la LAU y, si es necesario, con un profesional.
  • Negocia la eliminación de apartados abusivos o solicita que queden por escrito las consecuencias para ambas partes.

¿Y si ya has firmado? Puedes acudir a Consumo o a los tribunales para que se declare la abusividad y se anule la cláusula.

Consejos para evitar sorpresas: revisar las cláusulas antes de firmar un contrato de alquiler

En primer lugar, solicita siempre un borrador y comprueba que el artículo 9.3 aparece de forma clara. Posteriormente, revisa los plazos, la forma de notificación y la documentación que el propietario deberá aportar llegado el momento. Además, guarda todos los correos y burofaxes: te servirán como prueba.

Por otro lado, mantén una comunicación fluida con el casero; de hecho, resolver dudas a tiempo evita conflictos mayores. Por consiguiente, si sabes que la vivienda podría necesitarla un familiar del propietario, valora contratos más cortos o busca una alternativa con menor riesgo.

En suma, la cláusula de necesidad no tiene por qué pillarte desprevenido: entender sus requisitos y plazos te permitirá tomar decisiones informadas y proteger tus derechos de manera efectiva.

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