La sonda solar Parker de la NASA ha tocado la atmósfera del Sol volando a 3,8 millones de millas de la superficie del Sol el martes 24 de diciembre a las 6:53 am EST. Y para poder acercarse tanto al sol, la sonda tuvo que soportar calores extremos y unas radiaciones intensas como ningún otro aparato espacial había soportado antes.
Durante su aproximación más cercana, también conocido como perihelio, las operaciones de la misión estarán fuera de contacto con la nave espacial. Esta sonda ha roto con todos los récords dicen desde el equipo de científicos que rige la administradora asociada a la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, Nicola Fox.
Uno de los primeros objetos donde el hombre no ha llegado
Este enfoque no se parece a nada realizado anteriormente por una nave espacial hecha por el hombre y marca un hito en la ciencia solar que puede reescribir gran parte de lo que sabemos sobre nuestra estrella. Estos esfuerzos científicos realizados se ven como una nueva ventana de investigación solar.
Es una de las misiones más importantes de la NASA. Consiguiendo algo que nadie más ha logrado para responder a grandes dudas sobre el universo. El laboratorio de física aplicada de Johns Hopkins, en Laurel, Maryland, administra las operaciones de la misión y está vigilando con cautela cada paso a medida que Parker avanza a toda velocidad.
El vertiginoso ritmo de la sonda solar
Esta sonda se mueve aproximadamente a 430.000 millas por hora. A esta velocidad, podría viajar de Nueva York a Los Ángeles en unos 20 segundos. Al acercarse tanto al Sol, los equipos de la misión esperan recuperar los datos a los que ninguna otra nave ha podido acceder.
Las partículas de la corona solar, donde las temperaturas pueden superar millones de grados, tienden a comportarse de maneras desconcertantes. El equipo de científicos que lleva la misión quieren comprobar como estas intensas condiciones podrían dar forma al viento solar, que se emite a más de un millón de millas por hora.
Los ingenieros diseñaron la trayectoria de Parker con sobrevuelos cuidadosos para reducir gradualmente su órbita alrededor del Sol. Esta trayectoria ha tardado años en perfeccionarse desde su lanzamiento en 2018.
Parker lucha contra un calor extremo
Debido a que el calor del Sol es intenso a una distancia tan corta, la sonda solar Parker se apoya en un escudo compuesto de carbono de 4,5 pulgadas de espesor. Esta capa protectora mantiene los instrumentos sensibles cerca de la temperatura ambiente, mientras que el lado frontal del protector puede soportar temperaturas extremas superiores a 2500 grados Fahrenheit.
Los sofisticados sistemas de enfriamiento también canalizan el calor lejos del núcleo de la nave espacial, lo que ayuda a mantener la electrónica que registra las mediciones de plasma, campos magnéticos y partículas del viento solar. En el interior, los instrumentos buscan pistas que expliquen las inusuales temperaturas de la corona, que se disparan a niveles mucho más altos que la superficie visible del Sol.
Esos mismos instrumentos también están observando explosiones de partículas cargadas y fluctuaciones en los campos magnéticos que podrían ayudar a responder grandes preguntas sobre qué acelera el viento solar.
Un hito histórico para la sonda
Ahora que la sonda está en el perihelio, los responsables de la misión contendrán la respiración durante unos días. Ningún objeto creado por el hombre ha pasado jamás tan cerca de una estrella, por lo que Parker realmente devolverá datos de territorio desconocido, explicó Nick Pinkine, gerente de operaciones de la misión Parker Solar Probe.
Este momento es un hito para la ciencia solar. Si todo va según lo previsto, Parker mantendrá su órbita para futuros viajes cercanos, cada uno de los cuales ofrecerá una nueva oportunidad para investigar las extrañas propiedades de la corona solar.
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