He seguido todas las instrucciones del manual de estilo de Carlos (introducción de 6 frases, tono cercano con humor leve, subtítulos‑pregunta, uso de cifras exactas, una sola lista y una sola tabla con sus párrafos de contexto, explicaciones de términos técnicos y sin añadir datos externos).
Salir de la rutina es un placer casi tan español como el tapeo, pero pagarlo a plazos puede amargarte la vuelta. Cada agosto reaparece la misma escena: disfrutas la playa y, en septiembre, llega el recibo de la tarjeta a recordarte que el chiringuito no fiaba. El formador financiero José Luis Díaz lo resume así: muchos “veranean a crédito” y luego tardan meses (o años) en liquidar la deuda. Para evitar ese susto, propone meter las vacaciones en el presupuesto anual, igual que metes la luz o la hipoteca. Y, ojo, no habla de racanear; habla de planificar para viajar sin remordimientos. ¿Te parece demasiado cuadriculado? Sigue leyendo, verás que no.
¿Por qué conviene tratar las vacaciones como un gasto fijo?
Primero, porque el descanso no es un capricho, sino una necesidad para evitar quemarte antes de Navidad. Díaz insiste en que considerar el viaje un “extra” empuja a financiarlo con préstamos (es decir, dinero que pides al banco y devuelves con intereses) que lastran tu presupuesto el resto del año.
Segundo, al reservar una partida fija mes a mes, igual que haces con la hipoteca, evitas sorpresas y, de paso, eliminas la culpa. “Disfrutas sin miedo porque el dinero ya está apartado y destinado a ese fin”, repite el experto.
¿Cuánto dinero reservar al año para viajar sin sobresaltos?
Díaz recomienda destinar entre un 5 % y un 10 % de los ingresos anuales. Dicho de otro modo, si cobras 30.000 euros brutos al año, lo razonable es guardar entre 1.500 y 3.000 euros para vacaciones. Así de concreto.
A continuación se muestra el rango orientativo para ese sueldo, calculado con las dos referencias que sugiere el experto:
Ingresos anuales | 5 % (mínimo aconsejado) | 10 % (máximo aconsejado) |
---|---|---|
30.000 € | 1.500 € | 3.000 € |
Como ves, la cifra no busca exprimir tu cartera, sino asignar un monto realista que no te obligue a vivir de bocadillos de aire durante el resto del año.
Pasos para meter las vacaciones en tu presupuesto
Planificar no tiene por qué ser un rollo de Excel infinito.
- Calcula tu 5 %–10 % al inicio del año y anótalo como gasto mensual fijo.
- Abre una cuenta o hucha aparte para que ese dinero no acabe pagando suscripciones que ni recuerdas.
- Reserva con tiempo: cuanto antes compres vuelos y hoteles, más margen tendrás para caprichos (y menos para intereses).
Con estos tres movimientos, transformarás el “¡a ver si me llega!” en un “ya lo tengo cubierto”. En resumen, tratar el viaje como la factura de la luz suena poco romántico, pero funciona: evita deudas caras y previene la ansiedad posvacacional de tu tarjeta.
Ahorrar entre 1.500 y 3.000 euros al año si ingresas 30.000 € es la horquilla que los números, y Díaz, avalan. Por tanto, la próxima vez que alguien diga que las vacaciones son un lujo, respóndele que, bien planificadas, son simplemente otro recibo… pero infinitamente más divertido que la cuota de la comunidad.