El grupo cierra más de 100 tiendas en EE. UU. y deja el futuro de marcas icónicas en manos de licencias o inversores.
Cambian los tiempos y también los referentes de la moda deportiva. Liberated Brands, el conglomerado que gestionaba nombres tan emblemáticos como Billabong, Quiksilver o Volcom, ha anunciado el cierre de operaciones en Estados Unidos tras declararse en bancarrota. La medida, que ya se ha hecho efectiva en más de un centenar de tiendas físicas, implica el despido de unos 1.400 trabajadores y abre un futuro incierto para varias de las firmas más reconocidas en el mundo del surf, el skate y los deportes de nieve.
Un modelo que no ha resistido a la moda exprés y el comercio digital
Las causas del colapso están, en parte, en la transformación radical que atraviesa el sector textil. La moda ultrabarata, distribuida a golpe de clic desde plataformas online, ha reducido de forma drástica la rentabilidad de las marcas tradicionales, sobre todo aquellas con estructuras físicas de gran tamaño. En este contexto, Liberated Brands no ha conseguido adaptarse al nuevo ritmo del mercado ni mantener los costes logísticos y de producción que exige el comercio minorista tradicional.
Los consumidores, más sensibles al precio que nunca, han optado por alternativas más asequibles, lo que ha dejado fuera de juego a propuestas más clásicas. Según fuentes internas, el plan de la empresa pasa ahora por liquidar existencias, cerrar tiendas y vender licencias de las marcas a terceros interesados.
¿Qué pasará con las marcas?
Por el momento, las webs de varias marcas siguen activas. De hecho, Billabong ofrece ya descuentos del 60 %, Volcom del 50 % y Roxy del 30 %. Pero esta estrategia parece más un intento por cerrar inventarios que una señal de continuidad a largo plazo. En cuanto al futuro de las marcas, Quiksilver y Billabong podrían sobrevivir como nombres bajo licencia, aunque con cambios significativos en su gestión y, quizás, en su identidad.
Para Roxy y RVCA, los responsables de Liberated Brands han abierto un proceso de búsqueda de compradores o inversores, con el objetivo de darles una segunda vida comercial. Sin embargo, la viabilidad de estas operaciones dependerá de la capacidad de las marcas para reinventarse dentro de un mercado cada vez más saturado y competitivo.
El cierre repentino ha dejado a 1.400 trabajadores sin empleo directo en Estados Unidos y genera un efecto dominó sobre proveedores, distribuidores, patrocinadores deportivos y medios de comunicación especializados. Algunos sindicatos ya han comenzado a movilizarse para pedir medidas urgentes que faciliten la recolocación de los afectados, aunque la falta de precedentes recientes a esta escala complica cualquier plan de rescate.
Por otro lado, los analistas apuntan a una transformación estructural en la industria de la moda deportiva. Si bien algunas marcas seguirán en el mercado con nuevas fórmulas, el caso de Liberated Brands puede marcar un punto de inflexión: las firmas con tiendas físicas, estructuras heredadas y productos de gama media-alta parecen tener los días contados si no logran adaptarse al ritmo actual.
Recomendaciones para consumidores fieles
Mientras dure la liquidación, se aconseja a los compradores habituales de estas marcas que revisen las condiciones de garantía y políticas de devolución antes de adquirir productos. Además, algunos foros especializados están recopilando recomendaciones para encontrar prendas similares o resolver dudas sobre el servicio posventa tras el cierre.
En definitiva, el anuncio marca el fin de una era para muchos nostálgicos de los años dorados del surfwear. Las próximas semanas serán clave para saber si la esencia de Billabong, Quiksilver, Volcom o Roxy consigue reinventarse o si, definitivamente, baja la persiana para siempre.