Verano, chanclas y esa ilusión de encontrar “tu” playa perfecta. Te suena, ¿verdad? Vas contando los días hasta las vacaciones, revisas fotos de arena blanca en Instagram y le sonríes al móvil como si ya sintieras la brisa. Incluso presumes en el trabajo de que este año cambiarás el Mediterráneo por el famoso “Caribe gallego”. Sin embargo, los planes idílicos a veces chocan con la cruda realidad de una toalla temblando sobre el Atlántico. Y es entonces cuando el agua fría (muy fría) pone a prueba todo tu romanticismo playero.
¿Por qué el “Caribe gallego” no es tan cálido como crees?
Kristina Escortell, @krisbuscandoalsol para sus casi 60.000 seguidores, viajó a Galicia con la imagen mental de arena fina y mar turquesa. Nada más pisar la orilla, se grabó soltando una frase que ya es meme: “¿A qué parece el Caribe? Pues no, es Galicia y el agua está más fría que un glaciar”.
La creadora de contenido resume el chasco en varios segundos de vídeo: kilómetros de playa casi vacía, sol de postal y, de fondo, el sonido de sus pies dudando. “Llevo media hora intentando meterme y se me duermen las articulaciones”, admite antes de detenerse a mitad de camino. ¿Te imaginas esa punzada de agujas en los tobillos? Ella la describe tal cual: “¿Sabes cuando sientes como agujas?”. Sin embargo, entre tembleque y quejas, la influencer reconoce el encanto visual del lugar: “¡Pero mira el color!”.
La reacción en redes: del chiste al blindaje local
El vídeo, claro, ha incendiado comentarios. Hay quien comparte la risa y confiesa que, efectivamente, el baño gallego es para valientes. Otros, más protectores con su costa, aprovechan para ahuyentar visitas: “Congeladísima que está, no vengáis a Galicia”.
No faltan las florituras irónicas: lluvia eterna, tiburones imaginarios y hasta un supuesto mal de amores provocado por la temperatura. Detrás de la broma subyace un temor muy real: el colapso turístico. Para muchos residentes, cuanto más vacía esté la toalla vecina, mejor se saborean los berberechos en el chiringuito.
Cómo sobrevivir a un chapuzón en agua gallega sin abandonar el paraíso
Hay quien prefiere la ducha caliente, sí, pero si ya has llegado hasta aquí conviene un plan de ataque.
- Entrena el cuerpo con duchas frías progresivas durante una semana.
- Calienta los músculos caminando rápido por la orilla antes de zambullirte.
- Respira hondo: una exhalación lenta reduce el impacto del choque térmico.
- No te quedes quieto; nada o chapotea al menos un minuto para estabilizar la sensación.
Una vez superado el susto inicial, el Atlántico regala agua cristalina sin multitudes, algo cada vez más escaso en pleno verano. Por lo tanto, si buscas fotos dignas de postal y toleras ese primer latigazo helador, el “Caribe gallego” puede valer la pena. Eso sí, lleva valor y una toalla extra: nunca está de más tener plan B seco mientras decides si repites baño o te quedas mirando, simplemente, el color azul que enganchó a Kristina.