Un funcionario con 20 años de experiencia relata prácticas de absentismo en su entorno laboral y respalda más controles. Fuengirola estudia contratar detectives privados mientras crecen las bajas y el coste económico.
Jorge de Mingo, cartero y funcionario de Correos, relata desde dentro cómo se vive el absentismo en su sector y llama a intensificar los controles. Su testimonio llega en plena polémica por la intención del Ayuntamiento de Fuengirola de contratar detectives privados para vigilar bajas médicas, con un contexto de 120.000 funcionarios que a diario no acuden a su puesto y un coste estimado de 32.000 millones de euros al año. Según AMAT y datos de la Seguridad Social, las bajas se han incrementado un 60% en los últimos años.
El debate sobre el absentismo laboral en Correos y su impacto económico en la Seguridad Social y empresas
El absentismo se produce cuando un trabajador se ausenta o llega tarde a su puesto, con o sin justificación. ¿Por qué importa? Porque, de acuerdo con los datos aportados, cada día 120.000 empleados públicos no acuden a trabajar y las bajas, también en el sector privado, suponen miles de millones y tensión organizativa. Se trata de un problema que se nota en la calle y en las cuentas. Antes de entrar en testimonios, estas cifras ayudan a dimensionar el fenómeno:
Indicador | Dato referido | Cifra |
---|---|---|
Funcionarios que no acuden a diario | Ámbito público | 120.000 personas |
Coste anual estimado | Sectores público y privado | 32.000 millones de euros |
Incremento de bajas | Últimos años (AMAT y Seguridad Social) | 60% |
Estas magnitudes explican la preocupación institucional y empresarial. Por eso, no extraña que el debate gane espacio en los medios y en los centros de trabajo.
Detectives privados y geolocalización: medidas que algunos ayuntamientos quieren aplicar para controlar las bajas
Hace unos días trascendió que Fuengirola estudia contratar detectives privados para vigilar bajas por absentismo. La idea es detectar posibles fraudes y, por tanto, reducir el coste y los retrasos en el servicio. ¿Puede este control mejorar la atención al ciudadano y la organización interna? Ese es el objetivo declarado. En paralelo, Jorge señala que en Correos ya se geolocalizan las furgonetas para reforzar el control de rutas y tiempos.
A modo de guía rápida, estas son las claves del caso descrito por el trabajador y el contexto del debate:
- Aumento del 60% de las bajas y preocupación por el coste global.
- Fuengirola valora detectives privados para vigilar situaciones dudosas.
- Correos utiliza geolocalización en furgonetas como herramienta de control.
La discusión, por tanto, combina herramientas tecnológicas, propuestas municipales y la vivencia directa de quienes reparten cada día.
Testimonio de un cartero veterano que denuncia fraudes y malas prácticas en el reparto
El asunto llegó a televisión, en “Y Ahora Sonsoles Verano”, donde Jorge fue claro: “Estoy a favor, tanto en la baja como incluso en el período laboral, cuando están trabajando. Creo que ahí hay incluso más fraude que en el período de baja”. Para ilustrarlo, citó prácticas que asegura haber visto en su oficio: “En mi oficio tengo conocimiento y sé de gente que dos o tres veces al día se va a su casa una hora y luego sale a repartir”. ¿Consecuencia? Cartas que se quedan sin repartir y usuarios que lo notan.
El trabajador también mencionó que los jefes “se supone que lo deben saber” y que ahora el uso de geolocalización pretende “revertir todo eso”. Dicho en plata: más control para cortar atajos.
Reacciones, comparativas con la empresa privada y llamada a la responsabilidad compartida
La polémica llevó a comparar con el sector privado. Jorge apuntó: “Es que a lo mejor hacen lo mismo, pero a lo mejor esos trabajadores de empresas privadas estarían fuera de esa empresa”. Subrayó, además, que ha sido testigo de “muchos con bajas injustificadas” y cerró con una reflexión sobre la cultura del esfuerzo en el empleo público: quienes llegan desde la empresa privada tienden a valorar más el puesto conseguido por oposición.
¿Y ahora qué? Entre propuestas como detectives, controles por geolocalización y la mirada de los propios equipos, el reto pasa por reducir el absentismo injustificado sin criminalizar a quien está realmente de baja. En consecuencia, la solución exige equilibrio: rigor, transparencia y responsabilidad individual.