El curioso secreto escondido en un viejo Mercedes abandonado en el desguace de Logroño: “mirar qué pasada”

A todos nos ha pasado: el coche estornuda, el taller nos enseña la factura y el bolsillo se encoge. En plena racha de precios por las nubes, cada vez más conductores se refugian en los desguaces para alargar la vida de sus vehículos sin que la cuenta corriente se ponga a temblar.

El último ejemplo viral llega desde Logroño, donde un Mercedes maltrecho entró por la puerta… y terminó regalando unos caramelos dignos de serie de dibujos. La escena, grabada para redes sociales, resume el boom del sector: reciclar piezas sale mucho más barato que estrenar repuesto. No es casualidad; con un parque móvil veterano y la inflación disparada, la búsqueda del “chollo mecánico” se convierte en deporte nacional. ¿Dónde está la gracia? En que, de paso, rescatas tu coche y ahorras hasta un 60 % en la operación.

¿Por qué los desguaces están de moda en 2025?

España procesa cada año unos 600.000 coches fuera de uso, lo que equivale a un jugoso 10 % del negocio de recambios y a una facturación global de 900 millones de euros. Detrás de estas cifras hay un motivo sencillo: la edad media de nuestros vehículos rivaliza con la de los vinilos que guardas en el trastero. Cada avería, por leve que sea, empuja a miles de conductores a rebuscar motores, paragolpes o faros “de segunda mano pero de primera necesidad”.

Además, la pandemia, la guerra en Ucrania y la célebre crisis de microchips han estrangulado la producción de coches nuevos. Resultado: lista de espera para el concesionario y un tirón extra de las piezas usadas. Por eso los cementerios de coches se han quitado la caspa y se han pasado a TikTok, mostrando auténticos “unboxing” de vehículos que, pese a los golpes, esconden tesoros bajo el capó.

Cómo un Mercedes siniestro terminó dando más juego que un huevo sorpresa

El vídeo de Logroño lo deja claro: el Mercedes llegó con la carrocería magullada, pero sus entrañas estaban casi intactas. Basta con abrir el pequeño compartimento de la consola central para que aparezca un puñado de caramelos; la protagonista lo bautiza entre risas como “el bolsillo de Doraemon”. Bromas aparte, la escena confirma lo que muchos sospechan: un coche dado por perdido aún puede proporcionar piezas valiosas… y alguna anécdota azucarada.

La demanda de componentes de carrocería y motor ha crecido más de un 20 % en los últimos meses. Quien tiene que cambiar un faro xenón sabe qué pasar de 800 euros a apenas 120 euros no es un simple capricho: es supervivencia doméstica. De ahí que la gente asuma con naturalidad que la próxima ganga puede esconderse detrás de un retrovisor golpeado o, por qué no, de un paquete de chucherías olvidado.

Guía para exprimir tu visita al desguace

Antes de lanzarte a la caza del repuesto, conviene repasar cuatro pasos básicos que evitan sustos y afinan el ahorro:

  • Identifica la referencia exacta de la pieza. Tu mecánico puede ayudarte a clavar el código y evitar “sorpresas modelo Frankenstein”.
  • Pregunta por la garantía mínima. Muchos centros ofrecen entre 3 y 6 meses; anótalo en la factura.
  • Revisa el estado visual y funcional. Un golpe estético no afecta al motor, pero un soporte roto es otra historia.
  • Compara precios online y presenciales. Redes sociales y buscadores son tus aliados para no pagar ni un euro de más.

El truco está en combinar paciencia y sentido común. Primero, asegúrate de que la pieza encaja como un guante; después, confirma que el precio compensa el viaje. Por último, guarda la factura: te servirá si algo falla y, de paso, demuestra que comprar en un desguace también tiene su letra pequeña (y legal).

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