Quién no ha soñado alguna vez con dar un paseo por el bosque y, de repente, volver a casa con un botín de los que quitan el hipo. Eso mismo les ocurrió a Sławomir y Szymon Milewski, un padre y su hijo, que se toparon con 17 monedas antiguas mientras buscaban una calzada romana cerca de Pomiechówek (Mazovia, Polonia). La sorpresa no fue pequeña: las piezas están valoradas en más de 100.000 euros, lo que convierte su excursión en la más rentable del año.
El hallazgo, además, ha agitado a los numismáticos, siempre pendientes de estas joyas que suelen quedarse en vitrinas ajenas. Y, por si fuera poco, la historia viene cargada de intriga histórica y una pizca de misterio bélico. Vamos al detalle.
¿Qué encontraron exactamente en el bosque de Pomiechówek?
La pareja, miembro de la Asociación Histórica y de Investigación Triglav y acompañada de la Asociación Polaca de Exploradores «Husaria», se topó con 17 monedas de los siglos XVI y XVII en un estado de conservación casi de exposición. El arqueólogo Piotr Duda las calificó como “cuervos blancos” (una manera muy gráfica de decir que son rarísimas) y añadió que probablemente estemos ante “uno de los mayores tesoros de este tipo descubiertos hasta ahora en Polonia, y desde luego en Mazovia”.
- Tálero de Segismundo III Vasa (1630, acuñado en Toruń): en 2023, una pieza peor conservada se subastó por más de 86.000 zlotys.
- Tálero de Juan II (1623, Ducado del Palatinado‑Zweibrücken).
- Tálero de Leopoldo V (1620).
- Patagones y táleros germano‑neerlandeses acuñados entre 1604 y 1641.
En total, el pequeño tesoro se ha tasado en torno al medio millón de zlotys (unos 100.000 euros al cambio), una cifra que haría temblar la hucha de cualquiera. Tras ser registrados, los ejemplares quedaron bajo custodia del Conservador Provincial de Antigüedades de Mazovia.
¿Por qué vale tanto el tesoro?
Para empezar, encontrar monedas de más de cuatro siglos en tan buen estado es casi un milagro. Además, hablamos de acuñaciones de diversos territorios, Sajonia, Brandeburgo, Austria y los Países Bajos españoles, algunas tan raras que ni siquiera figuran en los catálogos numismáticos estándar. Por si eso fuera poco, la demanda de coleccionistas sube los precios, igual que la espuma sube al abrir un refresco.
Otro detalle que dispara las cifras es la procedencia de ciertas piezas. El tálero de Segismundo III Vasa, por ejemplo, se forjó en plena efervescencia de la monarquía polaco‑lituana y tiene un tirón histórico enorme. Si a ello sumamos la excelente conservación y la dificultad de hallar series completas, el resultado es un valor de mercado de seis dígitos y la atención inmediata de museos y casas de subastas.
¿Cuál podría ser el origen histórico de las monedas?
Los investigadores barajan varios escenarios. El más atractivo apunta a la Guerra de los Treinta Años y, en concreto, a las batallas libradas en 1655, cuando las tropas suecas se enfrentaron al ejército de la corona polaca. Duda considera plausible que un mercenario alemán enterrase el tesoro tras los combates o que un comerciante lo escondiera y jamás regresara a por él.
¿Podrían haberse perdido en un simple despiste? No lo parece: 17 piezas de plata pesada no caben en cualquier bolsillo sin notarse. Más bien hablamos de un escondite premeditado, quizá improvisado entre los árboles de Mazovia, que quedó olvidado hasta la caminata del padre y el hijo.
Cómo ver las monedas de cerca
Quien quiera admirar este tesoro sin subirse a un avión puede ir tomando nota. Las asociaciones implicadas han solicitado que las piezas se exhiban en dos lugares clave: el Museo de la Campaña de Septiembre y la Fortaleza de Modlin, ambos en la región de Nowy Dwór Mazowiecki.
Si finalmente se aprueba la muestra, algo que ya suena casi seguro, bastará con consultar las fechas anunciadas por estas instituciones y planificar la visita. Y, aunque no sea fácil igualar la suerte de los Milewski, siempre queda la posibilidad de dar un paseo por el bosque… por si acaso.