No hablamos de una leyenda urbana, sino de un hecho muy real que, para tres obreros belgas, empezó como el hallazgo soñado y terminó como una pesadilla judicial. Aquella mañana de 2019, en plena demolición de una vieja casa, el trío encontró casi 70 monedas relucientes y, sin pensárselo demasiado, las vendió en Amberes por 52.517 euros.
Durante unas horas se creyeron los reyes Midas… hasta que llegó la denuncia. Los herederos legítimos, los hijos del propietario fallecido, reaccionaron rápido y acusaron a los trabajadores de robo. Ahora la Justicia sopesa si aquellas monedas valen su peso en condena: según el perito de la familia, hoy podrían ascender a 240.000 euros. Y lo que parecía un golpe de suerte se ha convertido en un curso acelerado (y caro) de derecho de propiedad.
¿Qué ocurrió exactamente durante la demolición?
La obra tenía lugar en 2019 en una vivienda unifamiliar de Amberes (Bélgica). Mientras retiraban escombros, los obreros localizaron un frasco escondido tras un falso muro: dentro descansaban 69 monedas de oro perfectamente conservadas. Sin notificarlo ni al dueño ni a la Policía, los trabajadores se acercaron ese mismo día al distrito del diamante de Amberes y cerraron la venta por 52.517 euros contantes y sonantes.
Para su desgracia, las monedas no estaban “abandonadas”, sino que formaban parte del patrimonio familiar de los antiguos propietarios. Los hijos, que esperaban recibirlas como herencia, supieron pronto de la transacción y, en febrero de 2020, interpusieron una denuncia por robo. Desde entonces el caso avanza, lento pero seguro, en los juzgados belgas.
¿Por qué los obreros podrían acabar condenados?
Aunque en 2021 Bélgica estrenó un Código Civil renovado, el juez aplicará la normativa vigente el 30 de agosto de 2019, fecha del hallazgo. Entonces regía el principio general de que todo bien oculto en un inmueble pertenece al propietario del terreno (o, tras su fallecimiento, a sus herederos). De ahí que la defensa de los obreros alegue “encontrar no es robar”, mientras la acusación recalca que el oro jamás dejó de ser propiedad privada.
El experto en derecho inmobiliario Michiel Descheemaeker recuerda que la nueva ley clarifica mejor estos supuestos, pero no tiene efecto retroactivo. Por tanto, si el tribunal concluye que hubo ánimo de apropiación indebida, los trabajadores se exponen a penas de prisión y a devolver, con intereses, los 52.517 euros más la revalorización estimada hasta 240.000 euros.