Toneladas de oro ocultas bajo el océano provocan un nuevo enfrentamiento entre inversores y autoridades

Un naufragio del siglo XIX, localizado a más de dos kilómetros en el Atlántico frente a Carolina del Sur, vuelve a escena por el reparto del tesoro y quién tiene la competencia.

El caso es conocido: un cargamento aurífero de decenas de toneladas descansa bajo el mar. El célebre naufragio, identificado décadas atrás, reabre preguntas sobre propiedad, reparto y control del patrimonio recuperado.

Hallazgo de toneladas de oro a 2.000 metros bajo el Atlántico reabre disputa histórica

El “barco de oro” se asocia al SS Central América, un naufragio del siglo XIX. La localización a más de 2.000 metros de profundidad puso en marcha expediciones, evaluaciones y, cómo no, pleitos. ¿Quién manda ahí abajo y cómo se reparte lo extraído?

Antes de entrar en fechas y actores, conviene retener tres claves prácticas del hallazgo:

  • Profundidad aproximada entre 2.000 y 2.200 metros en el Atlántico occidental frente a Carolina del Sur.
  • Cargamento histórico con monedas, lingotes y piezas; estimaciones hablan de decenas de toneladas embarcadas en 1857.
  • Solo se recuperó una fracción del total, tras campañas separadas en el tiempo.

Estos puntos condensan el porqué del renovado interés y la persistente controversia.

Dónde y cuándo se ubicó el naufragio del SS Central América con oro

La localización se fijó en 1988 a unos 2.200 metros de profundidad. No es un punto cualquiera: se trata del Atlántico occidental, frente a Carolina del Sur, lo que explica parte del debate territorial. ¿Te imaginas la logística para operar a esa cota? Ni más ni menos.

Hubo campañas de rescate a finales de los años 80 y otra, más reciente, en 2014. Todas tuvieron un objetivo común: identificar, recuperar y documentar el material con garantías técnicas y legales.

Cómo fueron las expediciones de 1988-1991 y 2014 y qué recuperaron

Entre 1988 y 1991 se recuperaron monedas, lingotes y diferentes piezas vinculadas a la carga. Posteriormente, en 2014, una operación con vehículos operados remotamente volvió a extraer parte del tesoro. Aun así, lo recuperado representa solo una fracción frente a las estimaciones originales de 1857.

Para ordenar la cronología y su alcance, este cuadro resume los hitos principales:

PeriodoProfundidad aprox.Hecho claveResultado/ámbito
1857 (embarque)Decenas de toneladas entre lingotes, monedas y polvo de oroCarga histórica estimada, base de la controversia
1988–1991 (rescate)~2.200 mLocalización y primeras recuperacionesMonedas, lingotes y piezas; inicio de litigios
2014 (operación)~2.200 mMisión con vehículos operados remotamenteNuevas piezas recuperadas; continuidad del reparto

Este itinerario temporal ayuda a entender por qué el asunto sigue abierto en lo jurídico y en lo patrimonial.

Qué instituciones y tribunales determinan la propiedad del tesoro submarino hoy

La competencia recayó en tribunales de almirantazgo de Estados Unidos y en el Estado de Carolina del Sur, equiparable a una “provincia” en sistemas federales. Las cortes reconocieron derechos de salvage (rescate) y reclamaciones de múltiples partes. En consecuencia, tras litigios y acuerdos, el material se distribuyó entre inversores, rescatistas y reclamantes conforme a sentencia; el Estado mantuvo interés por patrimonio y regulación.

¿A quién “pertenece” entonces? La respuesta es técnica: a quienes acreditaron derechos en el marco del almirantazgo y bajo la órbita regulatoria de Carolina del Sur. Por lo tanto, más que un dueño único, hay un sistema de reparto judicial que ordena la titularidad y el destino de lo recuperado.

En definitiva, el “descubrimiento del siglo” no solo es una historia de tesoros; es, sobre todo, una lección de derecho marítimo, jurisdicción y gestión del patrimonio subacuático. Y sí, aún guarda un dato clave: queda por debajo del mar una parte de aquel cargamento que alimenta la leyenda… y la discusión.

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