Dormir es una necesidad fisiológica del ser humano que nos sirve para descansar y reiniciar nuestro cerebro. Pero se ha comprobado que el sueño profundo, además de permitirnos el descanso, también elimina la acumulación de desechos en el cerebro. Esto significa un proceso crucial para nuestra salud general y cerebral. El estudio ha sido publicado en la revista científica Cell Press y también sugiere que el uso de somníferos pueden alterar este sistema de autolavado de nuestro cerebro. Además, plantea interrogantes en torno a los efectos a largo plazo sobre la función cognitiva.
Un sistema cerebral de eliminación de residuos
Como si de un lavavajillas se tratase, nuestro cerebro tiene un sistema que elimina los residuos en cada ciclo de sueño profundo. Este sistema se conoce como glinfático y funciona utilizando el líquido cefalorraquídeo, un líquido transparente que rodea el cerebro y la médula espinal. Esta sustancia circula por el cerebro y de esta forma va limpiando el órgano cerebral de residuos, incluidas las proteínas tóxicas, que si no se eliminan regularmente, podrían provocar problemas neurológicos como el desarrollo de la enfermedad del Alzheimer.
Este líquido cefalorraquídeo actúa como un producto que limpia las tuberías y va arrastrando los desechos hasta eliminarlos. Y este proceso mejora cuando se trata de un sueño profundo y nuestro cerebro lo pone en marcha. La cuestión es que este maravilloso sistema glinfático no era desconocido para los investigadores, es decir, sabían de su existencia, pero desconocían que era lo que producía este mecanismo.
Los científicos han descubierto la noradrenalina, una sustancia química que emite ondas que hacen que los vasos sanguíneos del cerebro latan de forma rítmica. Estas ondas las libera el tronco encefálico cada 50 segundos aproximadamente y lo hace mejor en una fase de sueño profundo, de ahí que dependa mucho de nuestra calidad de sueño.
La noradrenalina, un mensajero químico clave
La función de estas ondas de noradrenalina es hacer que los vasos sanguíneos del cerebro se contraigan y relajen de forma constante, como si se tratase de un bombeo rítmico. Este movimiento genera impulsos de fluidos que ayudan a que el líquido cefalorraquídeo fluya a través del cerebro y elimine de esta forma los desechos y las toxinas.
De esta forma, durante el sueño no solo conseguiremos regenerar nuestros órganos, sino que permitiremos al cerebro resetearse y al despertar estaremos más descansados y con la mente “limpia”. La investigación ha sido llevada a cabo por unos científicos daneses y liderada por Maiken Nedergaard. Según esta investigadora, este mecanismo «es como encender el lavavajillas antes de acostarse y despertarse con el cerebro limpio».
Para llevar a cabo la investigación y comprobar cómo afecta la noradrenalina al flujo sanguíneo durante el sueño, los científicos utilizaron ratones. Observaron que cuando los ratones dormían, las ondas de la noradrenalina se alineaban con los cambios en el tamaño de los vasos sanguíneos. «La noradrenalina es como el director de orquesta. Hay una armonía en la constricción y dilatación de las arterias”, señaló otra de las autoras principales, Natalie Hauglund.
Además, comprobaron que administrando zolpidem, un somnífero, a los ratones, el sueño de estos animales se veía afectado. Experimentaron una reducción considerable de las ondas de noradrenalina, hasta un 50% más débiles que en los ratones que durmieron de forma natural. Esto implica que el uso de somníferos, de forma continua, hace que nuestros cerebros no se “limpien” correctamente y, por lo tanto, nuestro sueño no será igual de reparador.
Dormir es una función vital para el ser humano, por lo que es importante que le demos la importancia que se merece. Y si estás interesado/a en leer más noticias como esta sobre nuevos descubrimientos de la ciencia, visita nuestro portal y en la sección de ciencia.