Cada vez que alguien se apunta a la autoescuela, revive el mismo ritual: manual bajo el brazo, test tras test y el miedo a esos tres fallos fatídicos. Seguro que te suena ese cosquilleo en el estómago cuando el examinador dice “empieza el tiempo”. Ahora imagina que, además de marcar respuestas, tienes que “leer la carretera” como si llevaras años al volante.
Suena a película, pero es exactamente lo que la Dirección General de Tráfico (DGT) quiere poner en marcha. Su director, Pere Navarro, lo anunció en junio de 2025: el examen teórico va a cambiar para que los conductores novatos detecten peligros de verdad antes de estrenarse en la A-2. Y lo hará usando tecnología que, hace solo un par de años, parecía cosa del futuro.
¿Por qué cambiar el examen teórico ahora?
En España, la mayoría de los accidentes graves protagonizados por conductores jóvenes suceden durante sus primeros años con el permiso. Es decir, conocen las normas, pero todavía no dominan ese instinto que avisa cuando un peatón amaga con cruzar o cuando el camión de delante reduce de golpe. Por tanto, la DGT se ha propuesto medir algo más que la teoría pura: quiere saber si el aspirante es capaz de anticipar riesgos y reaccionar con cabeza.
Además, los episodios de peligro extremo que hemos visto recientemente, desde frenazos en cadena hasta despistes con el móvil, evidencian que el examen actual, basado en 30 preguntas tipo test que deben resolverse en 30 minutos con un máximo de tres errores, se queda corto. De ahí que el organismo planee una reforma integral para que el permiso de conducir sea algo más que papel sellado y tasa pagada.
¿En qué consistirá la nueva prueba de detección de riesgos?
Primero, mantendremos las cinco áreas clásicas (señalización, normas de circulación, seguridad vial, medio ambiente y eficiencia, además de primeros auxilios y mecánica básica). Sin embargo, el plato fuerte llegará con clips interactivos de menos de un minuto grabados desde la perspectiva del conductor. Ahí el alumno deberá señalar el riesgo potencial, ese ciclista mal iluminado o el camión que tapa un paso de cebra, y explicar cómo actuaría un conductor responsable.
- Cambios clave del nuevo examen:
- Vídeos cortos (< 60 segundos): situaciones reales filmadas al volante.
- Identificación de peligros: el aspirante marca el riesgo detectado.
- Respuesta razonada: se valora la maniobra más segura.
- Implantación gradual: pruebas piloto en 2025 y extensión total antes de que acabe 2026.
Esta novedad se enmarca en el Plan de Actuaciones 2024-2025 de la Estrategia de Seguridad Vial 2030. Según la DGT, los centros seleccionados empezarán a testarla este mismo año y, si todo va según lo previsto, la reforma será obligatoria en todos los exámenes antes del 31 de diciembre de 2026.
Consejos para preparar el examen del futuro
¿Te toca pronto la teórica? En primer lugar, sigue machacando los test clásicos: las 30 preguntas y los tres fallos no desaparecen. No obstante, empieza a entrenar la “lectura de la carretera” con vídeos de circulación real; puedes grabar trayectos familiares o buscar material autorizado de autoescuelas para practicar pausando la imagen y preguntarte qué harías tú.
Por otro lado, no huyas de la tecnología: si tu centro ofrece simuladores o apps con clips interactivos, exprímelos como si fuera el mando de la consola un sábado por la tarde. Así, cuando la DGT proyecte su vídeo y pregunte dónde está el peligro, tu respuesta saldrá casi sin pensar. Un poco de práctica hoy puede ahorrarte sustos, y multas, mañana.