El Gobierno reclama en la UE que se “mantenga” la prohibición de venta porque los eléctricos “son indispensables”. La decisión final llegará antes de fin de año y el debate vuelve a calentarse.
El Ejecutivo español, aliado con Francia, ha movido ficha para que la Unión Europea no afloje el paso: defiende que la prohibición de vender coches diésel, gasolina e híbridos se mantenga para 2035. Mientras, la Comisión Europea ha confirmado que “acelerará la revisión” del reglamento de emisiones y que no descarta ninguna opción. ¿Qué va a suceder?
Quién apoya y quién rechaza la prohibición de venta de coches de combustión en 2035
España y Francia han enviado una carta a Bruselas para que se “mantengan” los objetivos ya previstos, sosteniendo que los vehículos de cero emisiones son hoy “indispensables”. Lo hacen en plena ofensiva de varios gobiernos y de la industria para modular el calendario.
Por el lado contrario, Alemania y Polonia consideran que los objetivos “no podrán cumplirse” y piden una transición “realista”. Italia va más lejos y la tacha de “ideología de locura”. Grandes marcas como Volkswagen, Stellantis y Renault avisan de que el ritmo es “demasiado ambicioso” e “irreal”, mientras que la patronal ACEA reclama “recalibren” la medida y llega a afirmar que, ahora mismo, su aplicación “no es posible”.
A continuación, el mapa de posiciones resumido en una tabla para situarse de un vistazo:
| Actor | Postura | Argumento clave |
|---|---|---|
| España y Francia | A favor de mantener 2035 | Vehículos de cero emisiones “indispensables” y evitar dejar en el aire la financiación ya movilizada |
| Alemania y Polonia | En contra del veto | Objetivos “no podrán cumplirse” y piden una transición “realista” |
| Italia | En contra | Califica la medida de “ideología de locura” |
| Comisión Europea | Revisión abierta | Va a “acelerar la revisión” y no descarta opciones ni prórroga |
| Industria y ACEA | Piden ajustes | Ritmo “demasiado ambicioso” e “irreal”; aplicación “no es posible”; objetivos “demasiados rígidos” |
En resumen, el tablero está dividido y cada actor eleva el tono para condicionar el desenlace.
Qué decidirá la Comisión Europea y por qué es clave para el calendario
Aunque el Parlamento Europeo impulsó el veto para 2035, la Comisión ha dejado la puerta entreabierta: su presidenta avanzó que acelerará la revisión del reglamento para coches y furgonetas, y el vicepresidente de Prosperidad e Industria subrayó que “debemos mostrar flexibilidad” y estudiar la neutralidad tecnológica. La institución ha confirmado que adoptará una decisión antes de final de año, por lo que la cuenta atrás ya corre.
Dicho claro y rápido: el calendario no está escrito en piedra, pero tampoco hay marcha atrás anunciada. De ahí que España pida que se mantenga el plan para dar certidumbre a las inversiones ya comprometidas por el sector.
Claves que debes tener claras ahora mismo
- El Parlamento Europeo impulsó la prohibición de venta para 2035.
- La Comisión decidirá antes de fin de año tras “acelerar la revisión”.
- España y Francia piden que se “mantengan” los objetivos de emisiones.
- Alemania y Polonia discrepan; Italia habla de “ideología de locura”.
- Marcas como Volkswagen, Stellantis y Renault ven el ritmo “irreal”.
- La patronal ACEA pide “recalibren” la medida por objetivos “demasiados rígidos”.
Este breve resumen ayuda a entender por qué el debate se intensifica justo ahora.
Cómo afecta a España y por qué el informe refuerza el cambio
El Gobierno español se apoya también en los datos. Un estudio de BIP Iberia advierte que hasta el 70% de las emisiones del transporte por carretera en España procede de los coches más antiguos. El parque móvil alcanza una media de 14,5 años, por encima de los 12,5 años de la UE. En consecuencia, urge acelerar la renovación hacia la movilidad eléctrica.
¿Y qué significa para el conductor medio? Que, si se mantiene 2035, el mercado irá desplazándose hacia modelos de cero emisiones, con la industria ajustando ritmos y las administraciones afinando el marco regulatorio. Por otro lado, quienes se oponen reclaman flexibilidad para acompasar la transición y proteger el empleo.
Por tanto, el pulso está abierto: entre la presión para “recalibrar” y la petición de “mantener” el calendario, Bruselas decidirá el rumbo final en las próximas semanas. Ahí se jugará buena parte de la estrategia industrial y climática de la próxima década.
