¿Te imaginas abrir el armario y descubrir que tu cinturón favorito se ha convertido en contrabando? Quizá ahora mismo no lo notes, pero la Comisión Europea está cocinando una prohibición que podría dejar en el paro a miles de artesanos y vaciar de contenido las ferias de pueblo.
Todo parte de una consulta pública que, aunque suena inocente, amenaza con borrar del mapa carteras, botas y fundas de escopeta hechas de cuero de vaca, cabra, oveja o cerdo. La idea ha prendido gracias a ‘Europa sin pieles’, una Iniciativa Ciudadana Europea con más de 1,5 millones de firmas validadas en 18 países. En otras palabras: Bruselas se plantea quitar del medio un material que lleva siglos acompañándonos, y lo hace en nombre del bienestar animal.
Por qué Bruselas se plantea vetar la piel animal
La Comisión Europea sostiene dos objetivos muy claros: prohibir por ley la cría y el sacrificio de animales con el único fin de obtener piel y, de paso, cerrar la puerta del mercado comunitario a esos productos. Este movimiento no nace de la nada, sino del éxito de la citada Iniciativa Ciudadana Europea (ICE), un mecanismo legal que permite a los ciudadanos proponer normas siempre que reúnan al menos un millón de apoyos en varios Estados miembros.
Según el documento oficial, se busca un “avance ético”, pero la letra pequeña es contundente: fin de las granjas peleteras, veto a la importación y, en la práctica, criminalización del cuero que hoy reaprovecha subproductos de la industria alimentaria. De ahí la alarma en el mundo rural, donde el cuero vacuno sirve para dar valor (y no tirar a vertedero) una parte del animal que ya se ha destinado a consumo.
¿Qué sectores se quedarían sin mercado si la UE dice adiós al cuero?
No estamos hablando solo de los grandes peleteros italianos; el golpe llegaría a guarnicioneros, talabarteros, marroquineros, zapateros y hasta a las armerías que venden cananas y fundas para escopetas. Guías de caza, pequeños talleres familiares y feriantes que viven de la artesanía en piel se quedarían sin materia prima de un plumazo.
La preocupación es doble: por un lado, la pérdida directa de ingresos en regiones donde cada euro cuenta; por otro, la ruptura del aprovechamiento integral del animal en ganadería extensiva. Traducido: sin mercado para el cuero, todo ese material irá a la basura y la sostenibilidad se convertirá en un chiste caro.
¿Quién está detrás de la campaña ‘Europa sin pieles’?
El empujón lo dan organizaciones animalistas como FAADA, Anima Naturalis y Eurogroup for Animals, expertas en presionar a instituciones con campañas emotivas y presupuestos nada modestos. Solo AAP Primadomus declaró casi 9 millones de euros de ingresos en 2020, destinando más de 6 millones a “lograr objetivos” y pagando sueldos de hasta 92 000 euros anuales a directivos.
Su hoja de ruta ya tumbó circos con animales y apretó a zoológicos; ahora le toca al cuero. El método es claro: mover hilos en despachos europeos mientras se apela al sufrimiento animal ante el gran público. Y sí, colocan a sus propios ex‑activistas en cargos públicos, como ocurrió en España con el exdirector general de Derechos de los Animales.