La próxima vez que pases por la pescadería y te quejes de que el kilo de merluza se ha puesto por las nubes, piensa que hay quien paga auténticas fortunas por algo tan poco glamuroso como una vejiga de pez. Sí, has leído bien: una vejiga. En el Alto Golfo de California, algunos pescadores ven cómo sus redes capturan a la Totoaba macdonaldi, un coloso de hasta dos metros cuyo buche, deshidratado, viaja en cajas anónimas rumbo a China.
Allí lo veneran como el elixir definitivo para las articulaciones y hasta para los caprichos del embarazo. Para que te hagas una idea, 18 kg de estos buches pueden alcanzar los 360.000 dólares en el mercado negro: más rentable que vender móviles de última generación. No es de extrañar que a esta mercancía le hayan colgado el apodo de “cocaína del mar”. Y el problema, claro, se le ha atragantado a México.
¿Por qué el buche de totoaba se ha ganado el mote de “cocaína del mar”?
Dicen que el lujo se mide en gramos, y el buche de totoaba lo confirma: en 2017 la BBC ya advertía que el kilo podía superar holgadamente los 8.500 dólares. Otros cálculos elevan la cifra a 20.000 dólares el kilo o incluso 2.200 euros por apenas 100 gramos, y algún ejemplar XXL alcanza los 40.000 euros. Con estos números, no es extraño que los buches se compren, se regalen como dote y hasta se guarden como inversión en vitrinas con más seguridad que un museo.
La fiebre china se apoya en supuestas (y nunca demostradas) propiedades medicinales: caldos que prometen calmar dolores articulares y suavizar las molestias del embarazo. El resultado es la tormenta perfecta: lujo, tradición y pocas preguntas científicas. Con semejante clientela, los contrabandistas no necesitan apps de delivery; basta una caja de cartón, un mensajero despistado… y listo para despegar rumbo a Asia.
¿Qué impacto tiene esta fiebre en el Alto Golfo de California?
La historia viene de lejos. En los años 70 la pesca de totoaba creció “sin control hasta mermar su población y llevarla al borde de la extinción”, admite el propio Gobierno mexicano. En 1991 pasó oficialmente a la lista de especies en Peligro de Extinción y, desde 2020, la Unión para la Conservación de la Naturaleza la clasifica como “vulnerable”.
La totoaba no sufre sola. Las redes de enmalle que la atrapan arrasan también con la vaquita marina, un cetáceo diminuto cuya situación es crítica. El problema se resume en una ecuación simple: a más buches ilegales, menos vaquitas en el mar y más dolores de cabeza para los agentes que patrullan el Alto Golfo.
¿Cómo responde México para frenar el contrabando?
Las autoridades no se quedan de brazos cruzados. En junio de 2024, la Guardia Nacional decomisó 80 vejigas (18 kg) en la estación de autobuses de Tlaquepaque (Jalisco). Poco después cayeron otras 75 piezas en Sonoyta (Sonora). Además de estos golpes, México combina repoblación, reformas legales y vigilancia marítima.
- 40.000 crías de totoaba liberadas en Baja California Sur el mes pasado (ya suman 270.000).
- Cientos de metros de redes de enmalle retirados en marzo en el Alto Golfo.
- Reformas arancelarias para blindar la prohibición sobre el buche, aun permitiendo exportar carne de piscifactoría con lupa burocrática extra.
- Cooperación con aduanas y perros entrenados que, ojo, distinguen vejiga podrida mejor que un gourmet.
Por supuesto, la batalla incluye papeleo del bueno: códigos arancelarios, listas CITES y un veto parcial que solo un funcionario con sello en mano consigue desentrañar.
Pasos prácticos para consumidores y ciudadanía responsable
¿Te preguntas qué puedes hacer desde tu sofá? En primer lugar, evita comprar productos milagro importados sin trazabilidad; si huele a ganga, quizá sea contrabando. Además, cuando viajes, desconfía de “souvenirs marinos” con precios sospechosos y declara cualquier producto animal ante la aduana: el susto por la multa supera el placer de una sopa dudosa.
Por último, apoya proyectos de conservación locales y difunde información verificada; cada vez que alguien decide no financiar este mercado negro, la vaquita marina respira (literalmente) un poco mejor.