El establecimiento fundado en 1969 por Begoña Anduga bajará la persiana el 27 de julio tras anunciarlo el pasado día 21, dejando huérfanos a vecinos y comensales de tres generaciones.
El histórico restaurante Txurruka, referente gastronómico de Soraluze desde hace 56 años, ha anunciado que servirá su último menú el 27 de julio. La decisión, comunicada por su fundadora, Begoña Anduga, el lunes 21, pone fin a una trayectoria familiar dirigida exclusivamente por mujeres y reconocida por convertir un sencillo merendero en parada obligatoria de la cocina vasca.
La trayectoria de Txurruka y la saga familiar que lo llevó a la cima de la cocina vasca
¿Puede reabrir en el futuro? La respuesta, por ahora, es no: el cierre es definitivo. Txurruka nació en 1969 y, desde entonces, evolucionó en manos de tres generaciones (de Begoña a sus hijas María Jesús e Idoia Etxeberria y, finalmente, a las nietas Iurdana e Ikerne Laskurain) sin perder su esencia casera. “Habéis sido parte de nuestra familia” resume la emotiva carta de despedida con la que la fundadora agradeció más de medio siglo de complicidades culinarias.
Antes de conocer las reacciones populares, conviene repasar las fechas clave:
Hito | Fecha |
---|---|
Fundación del merendero | 1969 |
Anuncio oficial del cierre | 21 de julio |
Clausura definitiva | 27 de julio |
Cada momento refleja una etapa de expansión, primero local y luego comarcal, sostenida por una clientela que creció a golpe de boca‑oreja.
En la misiva, Begoña agradece “risas, conversaciones, confianza y cariño” a quienes acudieron “una vez o mil”. Cierra con un rotundo “Eskerrik asko”, reflejo de la identidad vasca que impregnó cada plato. La empresaria también subraya el orgullo de haber mantenido una gestión íntegramente femenina, algo poco habitual cuando abrió sus puertas hace más de cinco décadas. En este sentido, la carta ha servido de punto y aparte, pero también de álbum de recuerdos compartidos.
Impacto en Soraluze y reacción de una comunidad que dice adiós a su mesa favorita
El cierre ya ha desatado un aluvión de mensajes en redes sociales. “¡Qué pena! ¡Echaremos de menos los momentos vividos ahí!”, confiesa un seguidor. Otro lamenta “una gran pérdida para Soraluze y toda la comarca”. Y es que, al final, lo bueno se hace esperar, pero también, a veces, se acaba. Principales reacciones de la clientela:
- Tristeza por la desaparición de un icono local.
- Agradecimiento a la familia por su trato cercano.
- Reconocimiento al papel de Txurruka en celebraciones familiares como bodas de oro.
Por este motivo, la clausura no es solo gastronómica; afecta al tejido social y emocional de la zona. A falta de relevo, el vacío que deja Txurruka plantea un desafío a la oferta hostelera comarcal: ¿quién tomará el testigo de la cocina tradicional que conquistó a varias generaciones?
Dado lo anterior, el adiós de Txurruka simboliza mucho más que el cierre de un negocio: es la despedida de un capítulo de la memoria colectiva guipuzcoana. Los hornos se apagan, pero el recuerdo de sus mesas seguirá encendido en cada historia compartida por quienes, al menos una vez, hicieron de este merendero su segunda casa.
Por favor
De poner esta noticia poner bien el nombre
TXURRUKA
POR DIOS TXURRUKA
ACABADO EN AAAAAAAA