A veces salir a pasear por el campo da más frutos de lo que uno espera. Y si no, que se lo digan al hombre que, en medio de una zona rural de los Países Bajos, se topó con un tesoro enterrado. Literal. Monedas de oro y plata por valor de más de 300.000 euros salieron a la luz cerca de lo que fue un antiguo santuario pagano. ¿Casualidad? Puede ser. Pero lo que está claro es que el hallazgo no solo tiene un valor económico muy jugoso, sino también un peso histórico de primer nivel.
El descubrimiento se hizo cerca de la aldea de Hezingen, y según los expertos, ahí no solo había riqueza material: había también un centro de rituales religiosos bastante potente. En total se han desenterrado 190 objetos, la mayoría metales preciosos, que llevaban siglos ocultos bajo tierra. ¿De dónde salió todo esto? ¿Quién dejaba oro ahí como si fueran caramelos? Vamos por partes.
¿Qué se encontró exactamente y por qué es tan valioso?
Según la investigación publicada en Medieval Archaeology, los arqueólogos descubrieron un conjunto de ofrendas compuestas por monedas de oro y plata, joyas y otros metales valiosos. En total, se recuperaron 190 objetos, algunos con más de 1.200 años de antigüedad.
El yacimiento fue identificado como un antiguo lugar de culto pagano, donde las comunidades hacían ofrendas con la esperanza de recibir protección, buena cosecha o simplemente quedar bien con las divinidades locales.
Tesoros encontrados en el yacimiento de Hezingen
Tipo de objeto | Cantidad aproximada | Función o uso ritual |
---|---|---|
Monedas de oro y plata | +190 piezas | Ofrendas a deidades paganas |
Joyas y adornos valiosos | No determinado | Símbolos de estatus social y riqueza |
Restos animales | Indicios parciales | Sacrificios durante ceremonias |
Los arqueólogos calculan que el valor total del conjunto supera los 300.000 euros, aunque el peso del hallazgo va mucho más allá del dinero: revela detalles poco conocidos sobre cómo vivían y pensaban las sociedades locales antes de la llegada del cristianismo.
¿Qué tipo de rituales se hacían en ese lugar?
El lugar no era cualquier trozo de tierra: era un santuario pagano dividido en tres zonas, según explicó el equipo dirigido por el arqueólogo Jan-Willem de Kort. Uno de los espacios parece haber estado reservado exclusivamente para la élite local, que usaba las ofrendas para presumir de estatus (porque la ostentación ya era tendencia en el siglo VIII, al parecer).
Además de monedas, se han encontrado restos de postes de madera, lo que sugiere que en este sitio se realizaban ceremonias coincidiendo con los equinoccios de primavera y otoño. O sea, no eran eventos improvisados, sino celebraciones programadas según el calendario solar.
También se han detectado rastros de sacrificios animales, lo que indica que los rituales eran algo más complejos que simplemente enterrar una moneda y pedir un deseo.
¿Qué pasó con este lugar tras la llegada del cristianismo?
Como suele ocurrir, el auge de una religión suele coincidir con la caída de otra. A partir del año 760 d.C., los misioneros cristianos empezaron a ganar terreno en la zona, y eso supuso el cierre (o más bien, el veto) a los antiguos cultos paganos.
Algunos historiadores creen que estos espacios fueron profanados por considerarse satánicos o peligrosos, y se refieren a las ofrendas como “dinero del diablo”. Otras teorías apuntan a que ladrones comunes se llevaron lo que quedaba antes de que el sitio cayese en el olvido.