Así vive un frutero con 40 años de experiencia entre el esfuerzo diario, los costes del mercado y la falta de ayuda

El comerciante catalán detalla los costes de mantener una parada en el mercado, la presión de los supermercados y la dificultad de gestionar personal sin perder la pasión por su trabajo. Luís Macià lleva cuatro décadas sacando adelante sus fruterías. Propietario de una parada en un mercado, afirma que la apertura supuso 200.000 euros e impactó de lleno en su vida privada, aunque el oficio le sigue haciendo feliz.

¿Cómo afecta el alquiler de las paradas y el canon a los vendedores de los mercados municipales? En una entrevista con el youtuber Eric Ponce, explica que para tener una parada hay que pagar un alquiler mensual al ayuntamiento y un canon a la asociación de vendedores. Dos obligaciones fijas desde el primer día. ¿Quién no hace números antes de subir la persiana?

ConceptoDetalle aportado por Luís
Inversión de apertura200.000 euros, incluyendo todos los gastos
Pagos recurrentesAlquiler mensual al ayuntamiento y canon a la asociación
Situación personal«He hipotecado mi vida personal por el trabajo, y sin darme cuenta»
Satisfacción con el oficioLe hace feliz mantener su parada pese a las dificultades

Esa dedicación tiene un precio en la conciliación familiar. Lo resume con franqueza: «Cuando una cosa te gusta, no te das cuenta y de repente has empleado muchas horas de tu familia en el trabajo». Dicho pronto: no es poca cosa.

Competencia de los supermercados en los mercados municipales y su impacto actual

Para Luís, uno de los grandes retos del sector es medirse con las cadenas. Recuerda que «en los años 50 y 60, estábamos solos pero luego empezaron a llegar los supermercados y eso significa competencia». Ahora bien, su mirada es constructiva: «Lo hacen muy bien, entonces hay que fijarse en cómo lo hacen para mejorar». ¿Se puede competir aprendiendo del rival? Él cree que sí.

A modo de guía práctica, estas son las claves que describe sobre su día a día:

  • Inversión inicial de 200.000 euros; alquiler mensual al ayuntamiento y canon a la asociación; competencia creciente de los supermercados; enfoque de mejora continua; cierres de paradas y presión de costes; y dificultad para gestionar personal en un contexto de salarios bajos y absentismo.

En consecuencia, el tablero exige adaptarse, afinar procesos y seguir cuidando al cliente de siempre. Por tanto, cada euro fijo cuenta y cada decisión pesa.

Gestión del personal en fruterías con salarios bajos y absentismo al alza

La parte más compleja, admite, es coordinar equipos. «La gestión del personal es lo más difícil. Yo no he estudiado Recursos Humanos, he aprendido con los años, pero coordinar y manejar las necesidades de los empleados es lo que más me cuesta». En un contexto con salarios bajos, trabas para la contratación, altos costes de producción, cierre de paradas en los mercados municipales y un absentismo laboral en alza, manejar los recursos humanos es clave. ¿Compensa tanto esfuerzo? Él no duda: «Me gusta mucho el trabajo que hago, me encanta».

Al final, su historia mezcla sacrificio y vocación. Entre pagos fijos, competencia feroz y gestión diaria, Luís sostiene el negocio con una idea clara: mejorar sin renunciar a la esencia del mercado.

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