Adiós a la ‘discoteca silenciosa’ que revolucionó la noche: echa el cierre por exceso de ruido

El local La casa de Cookie, junto a la Plaza Mayor, baja la persiana tras las quejas vecinales por los gritos de los clientes que bailaban con auriculares. El espacio se transformará en galería de arte con degustación de vinos.

La paradoja se ha cumplido: un sitio pensado para reducir decibelios termina cerrando por alboroto. La casa de Cookie, conocida por su propuesta de “silencio” con cascos, deja de operar tras la presión de los vecinos del casco antiguo, cansados de las noches interrumpidas por gritos y cánticos. ¿Silenciosa? Sí, pero no tanto.

Por qué cierra la discoteca silenciosa de Palma por exceso de ruido

El establecimiento funcionaba cinco días a la semana y prolongaba la actividad hasta altas horas. Situado junto a la Plaza Mayor, en la Plaça del Banc de l’Oli, su clientela salía eufórica del local, elevando el tono en la calle y rompiendo la calma de la zona. Las quejas se acumularon hasta precipitar el cierre. En pocas palabras: el problema no era la música, eran las voces.

¿Cómo funcionaba el local con auriculares y tres canales musicales? La propuesta era distinta: a la entrada, el público recibía cascos y elegía entre tres canales con estilos diferentes. Cada cual bailaba “su” música. Sin embargo, el volumen en los auriculares animaba a cantar a pleno pulmón; si añadimos el ambiente nocturno, el resultado era un griterío constante. Y eso, en un barrio residencial, pasa factura. Ojo, la idea era original, pero la convivencia manda.

Para no perderse, estas son las claves del caso:

  • Concepto: bailar con auriculares y elegir entre tres canales musicales.
  • Ubicación: junto a la Plaza Mayor, en pleno casco antiguo.
  • Apertura: cinco días a la semana, hasta altas horas de la madrugada.
  • Molestias: gritos dentro y fuera del local, especialmente en la calle.
  • Desenlace: fiesta de despedida el pasado martes y cierre definitivo.

Así de simple y así de complejo. ¿Quién no ha cantado alguna vez más fuerte de la cuenta?

Qué dicen los vecinos y cómo afectaba el ocio nocturno del casco antiguo

El cansancio vecinal fue el detonante. El propio propietario, Thorsten Sievers, admitió a OKBALEARES que el alboroto era inevitable: «Los clientes se pasaban la noche dando voces y siempre les tenía que decir que bajaran la voz. También muchos otros salían fuera de la discoteca a fumar y beber y eso molestaba a los vecinos». De ahí que el conflicto derivara en un final anunciado. En consecuencia, el equilibrio entre ocio y descanso volvió a inclinarse hacia la convivencia.

A modo de resumen práctico, este cuadro recoge lo esencial del cierre y el futuro del local:

AspectoDetalle
LocalLa casa de Cookie
UbicaciónJunto a la Plaza Mayor, Plaça del Banc de l’Oli
Motivo del cierreQuejas vecinales por gritos y ruido en la madrugada
Frecuencia de aperturaCinco días a la semana, hasta altas horas
Último eventoFiesta de despedida el pasado martes
Futuro del espacioGalería de arte con degustación de vinos

Como se ve, la decisión no llega de un día para otro: responde a una dinámica repetida semana tras semana.

El pasado martes se celebró la despedida. Dicho y hecho: comienza la transformación del local en una galería de arte unida a catas de vino. ¿Qué cambia ahora? Desaparecen los cascos y las coreografías compartidas; llega un espacio más reposado que, en principio, debería integrarse mejor en la vida del barrio. Al final del día, la fórmula que se impone es la del sosiego.

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