Almería esconde una ruta mágica de senderismo que recorre túneles de vegetación, cascadas y un río en pleno desierto

Almería suele pintarse de amarillos y ocres, pero hoy te propongo mirar el mapa con otros ojos: los que buscan un sorbo de frescor en medio del desierto. Imagínate andar apenas unos pasos y, de pronto, tropezar con un corredor de adelfas, álamos y agua cristalina que no encaja con el paisaje árido que acabas de dejar atrás. No necesitas botas de expedición ni GPS militar; bastan ganas de caminar menos de una hora para descubrir que, sí, los milagros también se llaman Molinos del Río Aguas.

Entre rocas de yeso resquebrajadas y cañones que parecen de otro planeta, este sendero circular de 3 kilómetros se ha convertido en el secreto peor guardado de la provincia. ¿Te apetece saber por qué tanta fama en tan poco espacio? Sigue leyendo y lo entenderás a la primera zancada.

¿Por qué Los Molinos del Río Aguas rompe con el paisaje desértico de Almería?

Que en pleno karst en Yesos de Sorbas brote un oasis parece un chiste geológico, pero es tan real como el sol que te acompaña durante el trayecto. El río Aguas, aunque castigado por la sobreexplotación de su acuífero, todavía mantiene un caudal que alimenta un humedal exuberante. Adelfas, carrizos y juncos compiten por la sombra, mientras la pendiente suave te permite disfrutar del contraste sin sudar la gota gorda.

El efecto sorpresa es total: pasas de una ladera reseca a un túnel verde donde la temperatura baja unos grados y el sonido del agua sustituye al silencio polvoriento. Este choque de ecosistemas convierte la ruta en una lección exprés de diversidad: un “antes y después” fotográfico que rara vez se ve en tan pocos metros cuadrados.

¿Dónde empieza y cuánto se tarda en recorrer este oasis inesperado?

Todo arranca en la aldea de Los Molinos del Río Aguas (Sorbas), un puñado de casas encaladas que conservan el sabor de antaño. Desde allí, la señalización te guía sin pérdida posible por huertos tradicionales y pasarelas de madera hasta el cartel que marca el nacimiento del río. El circuito completo se despacha en unos 60 minutos de paseo relajado, ideal para familias, grupos de amigos o cualquiera que no quiera destrozar el reloj de pulsaciones.

A continuación tienes los datos esenciales bien ordenados para que no haya excusas de última hora:

Dato claveDetalle preciso
Tipo de rutaCircular
Longitud total3 kilómetros
Tiempo estimado60 minutos
Punto de partidaAldea de Los Molinos del Río Aguas
Ecosistema destacadoHumedal incrustado en karst de yesos

Como ves, no hay cuestas imposibles ni tramos técnicos; la dificultad es tan baja que el mayor reto puede ser elegir qué foto subes primero a tus redes.

Fauna y flora que no esperarías encontrar aquí

Entre los cañaverales asoman álamos blancos que forman pasillos naturales sobre el sendero, y bajo sus hojas se mueve el galápago leproso, la única tortuga de agua dulce autóctona del sureste peninsular. También es fácil avistar pequeñas aves de humedal que aprovechan la frescura del cauce para alimentarse y anidar.

La vegetación aporta, además, una sombra muy agradecida. No subestimes el cambio: basta con entrar en el corredor verde para sentir que has abierto la puerta de un invernadero al revés, uno que refresca en vez de cocerte. Por eso, incluso en pleno agosto, la caminata resulta más llevadera de lo que dicta el sentido común cuando piensas en “desierto de Almería”.

Pasos prácticos para disfrutar la caminata sin perderte

Hay quien cree que un sendero tan corto no necesita planificación, pero conviene seguir un orden mínimo si quieres exprimir la experiencia. Toma nota:

  1. Sal desde la aldea de Los Molinos del Río Aguas y sigue la señal circular hacia los huertos tradicionales.
  2. Avanza por los túneles naturales de vegetación hasta las pasarelas de madera; el contraste de colores merece una pausa fotográfica.
  3. Llega al cartel del nacimiento del río Aguas y detente para observar el caudal, cada vez más valioso en esta zona semidesértica.
  4. Completa el círculo visitando las pozas al otro extremo de la aldea, donde es posible ver tortugas tomando el sol.

Con estos cuatro pasos cubres lo esencial y garantizas esa sensación de haber descubierto un rincón único sin necesidad de mapas complejos.

¿Vale la pena este “secreto” almeriense?

Definitivamente, sí. Su mezcla de humedal y karst, la comodidad del recorrido y la posibilidad de ver fauna protegida lo convierten en una escapada redonda, tanto si vives cerca como si vas de paso por la provincia. Además, al ser una ruta breve, puedes combinarla con otras visitas en Sorbas sin hipotecar el resto del día.

Así que, la próxima vez que alguien te diga que en Almería todo es secarral, invítale a caminar estos 3 kilómetros de sorpresa verde. Verás cómo cambia de idea antes de terminar la segunda curva.

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