El idílico rincón andaluz que parece sacado de una isla griega: así es la ‘pequeña Mykonos’ española

Un reducto marinero en el Parque Natural de Cabo de Gata que conquista con casas encaladas, barcas de colores y la playa del Peñón Blanco; ideal para una escapada tranquila lejos de las masas.

Apenas 170 vecinos sostienen el pulso diario de la Isleta del Moro, un antiguo refugio de piratas convertido hoy en uno de los rincones más encantadores de la costa almeriense. Rodeada casi por completo de un mar cristalino, esta pequeña península reúne todo lo que el viajero sueña encontrar en el Mediterráneo: silencio, luz tostada y una estampa de casitas blancas que recuerdan, inevitablemente, a la célebre isla griega de Mykonos.

Cómo llegar y por qué la Isleta del Moro enamora nada más verla

Llegar es tan sencillo como tomar la carretera AL‑5106 que atraviesa Níjar y, en apenas treinta minutos, plantarse en este pueblo que mira al mar. ¿La primera impresión? El contraste entre el blanco de las fachadas y el azul imposible del agua. Por eso muchos la llaman la ‘pequeña Mykonos’ andaluza: aquí todo ocurre despacio, sin grandes hoteles ni chiringuitos masificados. Quien busca desconectar, encuentra su sitio a la primera.

Tabla de referencia rápida para planificar el viaje

Punto de partidaDistancia (km)Tiempo aproximado en cocheTransporte público
Almería capital5345 minBus desde Níjar
Granada1872 h 10 minBus + transbordo
Murcia2112 h 20 minBus directo verano

Como ves, la opción más cómoda sigue siendo el coche, aunque en temporada alta el Consorcio de Transportes refuerza las líneas de autobús que recorren el Cabo de Gata. Conviene madrugar; el aparcamiento es limitado y gratuito.

Los mejores meses para disfrutar de sus aguas cristalinas sin agobios turísticos

Entre septiembre y junio la Isleta del Moro recupera la calma que la define. Las temperaturas rondan los 20 °C gran parte del año y la ocupación hotelera baja de precio. Julio y agosto disparan las visitas ¡ojo con la sombrilla!, pero incluso entonces es posible zambullirse en un agua transparente que rara vez baja de los 22 °C. ¿Eres de los que prefieren la exclusividad? Mayo y octubre regalan puestas de sol naranjas sin apenas compañía.

Qué ver y hacer: de la playa del Peñón Blanco al mirador del Islote

La joya indiscutible es la playa del Peñón Blanco: 400 metros de arena fina, fondo poco profundo y visibilidad perfecta para el esnórquel. A un paseo de diez minutos se levanta el mirador del Islote, balcón natural desde el que se admira la silueta rocosa que dio nombre al pueblo. De ahí que muchos visitantes suban al caer la tarde con la cámara a punto.

Además, el Parque Natural de Cabo de Gata‑Níjar propone rutas senderistas sencillas, como el camino que une la Isleta con Los Escullos. Durante el trayecto es habitual avistar gaviotas de Audouin o incluso delfines a lo lejos. ¿No suena tentador? Siempre queda reservar una salida en kayak con guía local para bordear los acantilados.

Lista exprés para un fin de semana redondo

  • Primer día: baño matutino en Peñón Blanco y comida marinera en el puerto.
  • Tarde: paseo hasta el mirador del Islote y atardecer fotográfico.
  • Segundo día: ruta a pie hacia Los Escullos y snorkel en cala Chica.
  • Extra: tapas en Níjar pueblo antes de volver a casa.

Porque sí, un buen plato de pulpo seco o unas “papas a lo pobre” saben mejor después de haber chapoteado bajo el sol.

Alojamiento, gastronomía y estas curiosidades que te harán volver siempre a Níjar

Alojamiento no falta, aunque se reparte en pequeñas casas rurales y hostales familiares: nada de grandes complejos, lo que mantiene intacto el carácter de aldea pescadora. Los precios oscilan entre 50 y 90 € la noche en temporada baja; en verano pueden duplicarse, así que reservar con antelación es clave.

La gastronomía bebe del mar. Prueba las “ollas de trigo” o el atún en escabeche, recetas que todavía se cocinan al estilo de los mayores. Y no abandones la Isleta sin preguntar por la tradicional subasta de pescado: cada mañana, sobre las nueve, los barqueros venden la captura fresca a vecinos y visitantes. Un espectáculo sencillo, pero auténtico.

¿Sabías que el pueblo fue escenario de varias escenas de “La Mula” y “Terminator: Dark Fate”? De ahí que, de vez en cuando, aparezcan cinéfilos cámara en mano buscando los mismos encuadres. Curioso, ¿verdad?

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