Un tesoro incalculable bajo el mar: el descubrimiento de la NASA que podría cambiar la economía española

¿Quién no ha fantaseado alguna vez con encontrar un cofre repleto de monedas brillantes mientras se remoja los pies en la playa? Resulta que ese sueño podría estar más cerca, o, mejor dicho, más profundo, de lo que imaginamos. La NASA acaba de señalar que las aguas del planeta esconden nada menos que 20 millones de toneladas de oro disueltas entre olas y mareas.

El dato no es menor: a 56 millones de euros la tonelada, el “botín” ascendería a cifras de infarto. España, rodeada de mar por tres costados, aparece de pronto en el mapa de la codicia dorada. Ahora bien, antes de festejar, conviene repasar las letras pequeñas de esta historia (y sí, hay unas cuantas).

¿Dónde apunta la NASA cuando habla del mayor tesoro de la Tierra?

Primero, un poco de contexto histórico: la fiebre del oro no empezó en Hollywood, sino en la Necrópolis de Varna (Bulgaria). Allí se hallaron los restos trabajados más antiguos, fechados entre el 4.600 y el 4.200 a. C., cuando los humanos ya pulían este metal para darse un capricho del tamaño de la Edad del Cobre.

Saltamos al presente y nos encontramos con los técnicos de la NASA calculando esas 20 millones de toneladas doradas desperdigadas por los océanos. Se dice pronto, pero hablamos de un valor potencial de 1.120.000.000.000.000 euros. Sí, has leído bien: quince ceros que marean a cualquiera.

¿Por qué España tiene todas las papeletas para subirse al carro?

Nuestro país es como un balcón con vistas privilegiadas: al este, el Mediterráneo; al oeste, el Atlántico; al norte, el Golfo de Vizcaya. Tres mares, tres oportunidades; un auténtico “todo incluido” para futuras expediciones.

De ahí que España figure entre los candidatos mejor posicionados en esa carrera submarina. ¿Te imaginas a la flota pesquera de Cádiz combinando sardinas con pepitas de oro? Por ahora, solo es un chiste, pero la geografía juega a nuestro favor.

¿Qué obstáculos frenan la conquista del oro oceánico?

Por espectacular que suene, el oro está diluido: no basta con tirar la caña y esperar lingotes. La tecnología necesaria para separar trazas microscópicas del agua todavía es un sueño caro (carísimo, de hecho) y técnicamente complejo.

Además, cualquier intento serio de “ordeñar” el mar despierta dudas ambientales. Papúa Nueva Guinea ya prueba minería submarina y la comunidad científica observa con lupa los posibles daños a la biodiversidad. ¿Queremos peces con alergia al oro? Mejor pensar dos veces antes de vaciar el océano.

Tabla resumen: cuánto oro y litio flotan bajo nuestras narices

A continuación, un vistazo rápido a las cifras que quitan el sueño a más de un inversor:

MetalToneladas estimadas en el océanoValor por tonelada (€)Valor total estimado (€)
Oro20.000.00056.000.0001.120.000.000.000.000
Litio230.000

Como ves, el oro es el rey absoluto del tablero, mientras que el litio, esas 230.000 toneladas también disueltas, espera su turno a falta de una etiqueta de precio oficial.

Lista rápida: pasos para no quedarse fuera de la futura fiebre del oro

Antes de que empieces a llenar garrafas en la costa, toma nota de unas recomendaciones básicas:

  1. Mantente informado: sigue de cerca los avances de extracción y las regulaciones europeas.
  2. Desconfía de promesas milagro: si alguien te vende acciones “infalibles” para sacar oro mañana, sospecha.
  3. Apoya la I+D nacional: las universidades y centros españoles necesitan financiación para no quedarse atrás.
  4. Piensa en el medio ambiente: ningún beneficio justifica destrozar ecosistemas marinos a largo plazo.
  5. Diversifica inversiones: no pongas todos tus ahorros en un solo metal (ni siquiera si brilla mucho).

En resumen, el océano guarda un tesoro que haría palidecer al mismísimo Midas, pero por ahora seguimos sin el abrelatas adecuado. Lo sensato es vigilar los avances, evaluar riesgos y, sobre todo, no hipotecar la salud del planeta a cambio de un posible lingote futuro.

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