Te suena el móvil a media mañana, lo agarras pensando que es el del trabajo y, ¡sorpresa!, el prefijo 621 vuelve a la carga. Parece una tontería, pero más de uno ya ha acabado con la sangre hirviendo tras varios timbrazos fantasma. De hecho, el despacho de abogados Millennials se ha hartado de ver cómo este numerito hace de las suyas y ha decidido prender la alarma pública.
Porque, seamos claros: en plena jungla de llamadas comerciales, nadie quiere que le graben un “sí” y le planten un contrato que jamás pidió. Y sí, quienes trabajamos como autónomos sabemos que cada llamada puede ser un cliente… o un marrón. Por eso conviene tener las orejas (y el dedo del bloqueo) bien entrenados.
¿Qué está pasando con las llamadas del 621?
El experto del despacho lo resume con sorna: “El prefijo 621 anda que no da el follón”. La semana pasada, confiesa, no hubo un solo día sin varias intentonas desde números que arrancaban con esos tres dígitos.
El patrón se repite: descolgar, decir “dígame” y encontrarse con el silencio. A los dos segundos, la línea muere. El truco consiste en que un contestador automático está al otro lado, listo para capturar cualquier “sí” que pueda servir luego para contratar servicios fraudulentos en tu nombre.
Cómo evitar sustos con las llamadas fantasma del 621
Si vives pegado al teléfono por trabajo (o simple curiosidad), el abogado lo deja clarito antes de que cunda el pánico.
- Descolgar y saludar siempre con “dígame”, jamás con “sí”.
- Si nadie responde, colgar sin contemplaciones y pulsar bloquear al instante.
- Repetir el proceso tantas veces como sea necesario; “bloquear, bloquear, bloquear”, insiste el experto.
Con este pequeño ritual, te libras de dar material de voz a los listillos del otro lado y evitas que el número vuelva a incordiar. Y recuerda: si el prefijo 621 sigue dándote la tabarra, no es mala idea ir contando las veces que lo bloqueas; al menos así le pones algo de humor a la invasión del timbre.