Realizar obras sin permiso en zonas comunes puede salir caro y la comunidad puede exigir indemnización según ley

Si un vecino modifica zonas comunes sin permiso de la junta, la comunidad puede reclamar la restitución y, en su caso, indemnización. Te contamos a quién afecta, cómo actuar y qué pasos seguir.

Las comunidades de propietarios en España disponen de un marco legal que protege las zonas comunes y el mantenimiento de los edificios. La Ley de Propiedad Horizontal exige que cualquier obra en espacios compartidos cuente con la aprobación de la junta. Cuando no ocurre, se abren la puerta a reclamaciones y responsabilidades para quien actúe por su cuenta. ¿Te suena este problema en tu comunidad?

Quién puede solicitar responsabilidades y por qué según la Ley de Propiedad Horizontal

La norma ampara a la comunidad cuando un propietario realiza obras sin autorización en elementos comunes. El artículo 7 obliga a respetar estatutos, acuerdos y el destino de esos elementos. Pasillos, tejados, fachadas, jardines, garajes o instalaciones colectivas son espacios compartidos: tocarlos sin permiso puede derivar en reclamaciones judiciales.

De ahí que incluso actuaciones “menores”, como toldos, cerramientos de balcones o cambios de iluminación, necesiten el visto bueno de la junta. En resumen, la comunidad está legitimada para pedir la paralización y exigir volver al estado original.

Fechas, acuerdos y procedimiento para reclamar responsabilidades por obras comunitarias no aprobadas

¿Desde cuándo puede actuarse? En cuanto la junta detecta la obra indebida y adopta un acuerdo para requerir el cese o la restitución. Primero se notifica al propietario responsable. Si no cumple voluntariamente, la comunidad puede acudir a los tribunales para hacer valer la normativa. Este itinerario protege el interés colectivo y evita que decisiones unilaterales perjudiquen al resto de vecinos.

Lista de pasos básicos que sigue la comunidad antes de acudir a la vía judicial:

  • Convocar y aprobar en junta el acuerdo de cese y restitución.
  • Notificar formalmente al propietario la obligación de revertir la obra.
  • Conceder un plazo razonable para el cumplimiento voluntario.
  • Si no se cumple, interponer la acción judicial correspondiente.

Como ves, el proceso combina diálogo y firmeza: primero se pide, después se exige.

Requisitos, documentación y organismos que intervienen para solicitar la restitución o la indemnización

El acuerdo de la junta es la base. Conviene recoger en acta la descripción de la obra, el elemento afectado y el requerimiento de reposición. Posteriormente, la comunidad puede aportar informes o presupuestos que acrediten el coste de la restitución. ¿Quién interviene? Principalmente, la propia comunidad a través de su presidente y administrador de fincas, y, si no hay cumplimiento voluntario, los tribunales. La experiencia demuestra que muchas disputas se evitan comunicando antes de actuar y pidiendo permiso: sencillo, ¿verdad?

Tabla orientativa de elementos comunes y ejemplos de actuaciones que exigen autorización:

Elemento común afectadoEjemplos de intervenciones que requieren aprobación de la junta
Pasillos y zonas de pasoCambios de iluminación, instalación de muebles o cartelería fija
Tejados y cubiertasColocación de antenas, placas o aperturas no previstas
Fachadas y balconesCerramientos, toldos, cambios de color o acabados
Jardines y patiosObras de cerramiento, cimentaciones o instalaciones fijas
Garajes y trasterosReconfiguración de plazas, barreras, puntos de carga no consensuados
Instalaciones colectivasModificaciones de conducciones, cableado o equipos comunes

Consecuencias económicas y legales de las obras sin permiso en los espacios comunitarios

El impacto no es solo estético: puede haber costes y riesgos para terceros. La ley prevé que el infractor asuma los gastos de restitución y, si procede, indemnice daños. Por tanto, actuar sin permiso sale caro. En sentido contrario, respetar procedimientos evita conflictos y coordina a proveedores, garantizando que las modificaciones cumplan la normativa vigente. En consecuencia, la convivencia mejora y el edificio se preserva.

Los tribunales han avalado reiteradamente a las comunidades frente a obras no autorizadas, respaldando la paralización o la reposición del estado previo. Este criterio refuerza la utilidad del acuerdo de junta y del requerimiento formal. ¿La moraleja? Antes de taladrar, cerrar o colgar nada en elementos comunes, pide permiso: ahorrarás tiempo, dinero y disgustos.

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