El que haya veraneado alguna vez en Matalascañas sabe que allí las mañanas empiezan buscando hueco para el coche casi antes que para la sombrilla. Ahora imagine que, además de la arena en los pies, le clavan un ticket de hasta 435 € al mes por estacionar.
No es ciencia ficción: el Ayuntamiento de Almonte quiere estrenar zona azul en 2026 y el vecindario ha dicho basta. Durante la semana pasada se vieron cortes de tráfico, pancartas y mucha indignación. «Lo único que quieren es sacar dinero», soltaba Helenio, uno de esos sevillanos que consideran la playa onubense su segundo hogar. Y, entre protesta y protesta, sobrevuela la eterna pregunta: ¿quién paga la factura de un pueblo que pasa de 3.500 residentes a 300.000 almas en un fin de semana de agosto?
¿Qué cifras explican el cabreo vecinal?
El goteo de veraneantes no es pequeño, y los números ayudan a entender la bronca:
Dato | Cifra exacta |
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Población estable en invierno | 3.500 habitantes |
Población actual a comienzos de agosto | más de 150.000 habitantes |
Pico estimado en fines de semana de julio y agosto | 300.000 habitantes |
Coste mensual de aparcar sin bonificación | entre 285 € y 435 € |
Porcentaje del presupuesto de inversiones que Almonte recauda en Matalascañas | 65 % |
Fecha prevista de inicio de la zona azul | 2026 |
La tabla deja claro por qué la cartera duele: según cálculos vecinales, un coche sin descuentos puede pasar de aparcar gratis a pagar casi medio millar de euros al mes. Eso, en plena crisis de «sube todo menos el sueldo», es pólvora pura.
¿Cómo funcionarán las nuevas zonas de pago?
El plan municipal divide casi todas las calles en tres áreas tarifadas con precios distintos. Los empadronados en Matalas cañas disfrutarán de aparcamiento gratuito, mientras que los residentes en El Rocío o Almonte recibirán bonificaciones y algunas plazas sin coste. Para el resto, el famoso «90 % de los visitantes», según los manifestantes, tocará rascarse el bolsillo. El consistorio defiende que no será «homogéneo», es decir, que habrá rebajas para quienes alarguen la estancia, aunque los afectados dicen no haber visto números concretos todavía.
Por lo tanto, la medida se siente como una tasa encubierta: los dueños de segunda residencia ya pagan IBI y agua todo el año, pero no abonan el impuesto de circulación allí porque el coche suele estar empadronado en su ciudad de origen.
¿Qué reclaman los propietarios y hosteleros?
La Asociación de Propietarios de Matalascañas, presidida por Juan Gómez, lleva un año presentando alegaciones. Primero las entregaron en el Ayuntamiento, luego recurrieron al Tribunal de Recursos Contractuales de la Junta de Andalucía y perdieron las dos veces. Aun así, anuncian guerra en los juzgados ordinarios. Su queja no solo va de dinero: denuncian zonas verdes abandonadas, aceras sin adaptación para discapacitados y tuberías de fibrocemento que revientan cada dos por tres.
Además, critican la falta de diálogo con el alcalde Francisco Bella (ex PSOE, ahora en Ilusiona): reuniones solicitadas que nunca llegan y permisos para manifestarse concedidos «a última hora», según relatan. De ahí que las redes sociales se llenen de dardos contra quien alza la voz.
Pasos si eres visitante habitual
Antes de volver a pisar Doñana con el coche a cuestas, ten en cuenta estas recomendaciones básicas:
- Consulta tu padrón: si puedes empadronarte en la zona, el aparcamiento te saldrá gratis.
- Planifica estancias largas: las bonificaciones municipales prometen ser más generosas cuanto más tiempo te quedes.
- Guarda los recibos de IBI y agua: te servirán como prueba de tu aportación fiscal a Matalascañas.
- Revisa rutas de transporte público: puede que el autobús te ahorre sustos en la cartera.
- Mantente al tanto de las alegaciones legales: la normativa podría cambiar si los tribunales dan la razón a los propietarios.
En definitiva, la batalla por los parquímetros no ha hecho más que empezar. Queda por ver si triunfa la “ordenación del tráfico” que pregona el Ayuntamiento o la resistencia vecinal empeñada en dejar el mar gratis, al menos para aparcar.