El segundo animal más grande del mundo se pasea por las costas valencianas: los expertos toman muestras de ADN con drones

Pocas cosas hay más veraniegas que plantar la sombrilla en Dénia y esperar la brisa, pero este año el Mediterráneo ha regalado un espectáculo poco habitual: ver pasar a un gigante de 24 metros mientras uno se termina el bocata de atún. Si la escena le suena a exageración, pregunte a los investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV), que llevan semanas contando cetáceos como quien tacha cromos de un álbum.

En la campaña de 2025 ya han avistado más de 100 rorcuales comunes y, para rematar la faena, han identificado a 21 de ellos con la precisión de un DNI cetáceo. Tres afortunados portan ahora marcas satelitales que envían su ubicación en tiempo real, y dos han “donado” muestras genéticas sin ni siquiera notarlo gracias a un dron indiscreto. Así, entre paseos costeros y tecnología punta, la segunda especie animal más grande del planeta se ha vuelto casi vecina de la Comunitat Valenciana. ¿Quién dijo que un día de playa no podía traer sorpresas mayúsculas?

¿Qué hay de nuevo en la migración de los rorcuales comunes este 2025?

Los datos que maneja la UPV confirman lo que muchos sospechaban: el litoral valenciano se ha convertido en auténtica autopista para el Balaenoptera physalus. En apenas unas semanas, el equipo del Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras (IGIC) y el Instituto Universitario de Ciencia y Tecnología Animal (ICTA) ha contabilizado más de 100 ejemplares cruzando frente a Dénia y Xàbia, cifra que supera con holgura las registradas en campañas anteriores.

La clave de este éxito radica en la combinación de observación terrestre, un grupo de vigías apostados en puntos costeros estratégicos, y un dispositivo náutico reforzado este año por el velero científico Malizia Explorer. Gracias a ese despliegue, los científicos no solo ven pasar a las ballenas, sino que documentan sus patrones de nado, su estado físico y, de paso, su fotogenia: 21 rorcuales ya figuran en el álbum de “fotoidentificaciones” que la UPV actualiza al detalle.

¿Cómo trabajan los científicos de la UPV para seguir a las ballenas?

Para entender hacia dónde van estos colosos marinos, el equipo ha colocado tres marcas satelitales que transmiten la posición de cada animal casi al instante; es el equivalente cetáceo de activar el GPS en el móvil. Además, con un dron equipado para recoger el “soplo”, la nube de agua y aire que el rorcual exhala al salir a la superficie, han obtenido dos muestras genéticas sin necesidad de contacto directo.

El proceso no termina ahí. Mientras los satélites hacen su parte, los científicos cotejan imágenes, anotan coordenadas y comparan la velocidad de crucero de cada ejemplar. El objetivo final no es otro que conocer la ruta exacta del rorcual y anticipar futuras escalas en aguas valencianas, algo fundamental para diseñar medidas de protección eficaces.

¿Por qué el rorcual común es tan especial (y tan grande)?

Hablamos de la segunda especie animal más grande del planeta, capaz de medir entre 18 y 24 metros de eslora, tres autobuses urbanos, para que nos entendamos. Su cuerpo luce distintos tonos de gris y una barriga enteramente blanca, un diseño que no pasaría desapercibido ni en la pasarela de Milán. Pertenece al grupo de los misticetos (ballenas con barbas en lugar de dientes), detalle anatómico que marca la diferencia frente a sus primos odontocetos, los odontólogos del mar.

Otra seña inconfundible es la mancha irregular de la cabeza, una especie de huella dactilar que facilita la identificación individual. Y aunque su tamaño impresiona, su presencia ha supuesto un impulso turístico para la zona: ver a un rorcual desde la costa se ha convertido en plan estrella para locales y visitantes, algo que los investigadores celebran siempre y cuando se respete la tranquilidad del animal.

Pasos para un avistamiento responsable sin molestar al rorcual

Antes de lanzarse a la aventura, conviene tener claras un par de pautas. No olvidemos que estamos ante un gigante pacífico cuya salud depende de que no invadamos su espacio vital.

  • Localiza miradores costeros seguros y mantente en tierra firme, como hace el equipo de la UPV.
  • Usa prismáticos o cámara con buen zoom; acercarte con embarcación sin permiso científico está fuera de juego.
  • Si te encuentras navegando, reduce la velocidad y guarda distancia: el rorcual tiene preferencia absoluta en esta “carretera” marítima.

Respetando estas sencillas normas, disfrutarás del espectáculo sin poner en riesgo ni al animal ni a ti mismo. Además, cada observación responsable suma puntos para que la Comunitat Valenciana siga siendo referencia en investigación y conservación de grandes cetáceos.

Deja un comentario