El pueblo más feliz de España se encuentra en Aragón: conquista a los todos los turistas por su encanto medieval

Dicen que Aragón se recorre mejor con tiempo y curiosidad, pero basta un simple desvío para toparse con un lugar que presume de felicidad en su propio nombre. Quizá has parado en Albarracín para la foto de rigor o en Aínsa para el ternasco, pero ¿sabías que a orillas del Jiloca hay un pueblo con menos de 200 vecinos que sonríen desde la Edad Media? Villafeliche no sale en los rankings de “imprescindibles” de Instagram y, sin embargo, fue vital cuando media España se jugaba la pólvora.

Lo suyo no es solo postureo: llegó a tener 200 molinos chisporroteando para la guerra de la Independencia. Hoy apenas quedan las callejuelas en cuesta, la torre mudéjar y muchas ganas de contarte la historia. ¿Te animas a seguir leyendo?

¿Dónde está el ‘pueblo más feliz’ y por qué deberías apuntarlo en tu GPS?

Villafeliche se esconde en la Comarca de Calatayud, provincia de Zaragoza, dentro del verde valle del Jiloca. Su casco urbano, de trazado medieval, alinea las casas en una sola calle paralela al río para aprovechar el agua y el fresco veraniego.

Desde esa arteria principal parten callejones empinados que suben hasta los restos del castillo, coronando el conjunto con vistas al valle. El núcleo de la vida diaria late en la plaza de la Iglesia, donde conviven Ayuntamiento e iglesia parroquial de San Miguel, levantada a finales del siglo XVII con una llamativa torre mudéjar visible a kilómetros.

De la pólvora a los selfis: un patrimonio que aún huele a historia

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, el continuo rumor del Jiloca activaba nada menos que 200 molinos dedicados a fabricar pólvora. Aquella producción resultó clave para abastecer a las tropas españolas durante la guerra de la Independencia.

Hoy, aunque los molinos callaron, el paseo guarda rincones que siguen dando juego en redes y, de paso, explican la importancia del agua y la artillería en la zona:

LugarQué lo hace especial
Calle paralela al JilocaTrazo medieval con viviendas alineadas junto al río
Plaza de la IglesiaPunto neurálgico con tertulias al fresco
Iglesia de San MiguelTemplo barroco (siglo XVII) y torre mudéjar visible a distancia
Subida al castilloCallejones inclinados que regalan vistas del valle

No esperes grandes museos; aquí el museo es la calle y, por supuesto, los relatos que los mayores sueltan a pie de puerta.

¿Por qué Villafeliche se ganó fama en la Guerra de la Independencia?

El secreto estuvo en la energía hidráulica y en la materia prima del propio valle. Con el agua moviendo las mazas de los 200 molinos, la pólvora salía casi a destajo para sostener el pulso bélico contra el invasor entre 1808 y 1814. Por aquel entonces, el pueblo bullicioso rondaba cifras mucho más altas que los actuales menos de 200 habitantes.

Por tanto, cada rincón del casco antiguo lleva cosido un pedazo de historia bélica: desde los almacenes reconvertidos en vivienda hasta los senderos que antes servían de ruta de transporte hacia Calatayud.

Otros nombres curiosos de Aragón que te harán parar el coche

Antes o después de Villafeliche, varios carteles de carretera en Aragón despiertan la misma curiosidad que un “clickbait” en redes. ¿Te suenan?

  • Triste, Atea, La Cuba, Andorra y, cómo no, Villafeliche.

Tras la foto junto al letrero, descubrirás que cada una de estas localidades guarda patrimonio natural o artístico que bien merece la parada.

Consejos rápidos para tu escapada a Villafeliche

Llega con calma y calzado cómodo: las cuestas hacia el castillo se empinan más de lo que parece desde la plaza. Aprovecha la calle paralela al Jiloca para refrescarte en verano y, si te gusta la fotografía, enfoca hacia la torre mudéjar justo al atardecer.

Por otro lado, los fines de semana suelen aparecer turistas atraídos por el encanto de “el pueblo más feliz”, así que madrugar te asegura fotos sin prisas. Y no olvides charlar con los vecinos: nadie te contará mejor la historia de los molinos ni la leyenda de la pólvora que quienes han heredado esas paredes.

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