Un nuevo estudio muestra cómo las neuronas establecen redes flexibles para almacenar experiencias sin borrar memorias pasadas
El cerebro humano sigue siendo uno de los mayores enigmas de la ciencia. ¿Cómo logra crear nuevos recuerdos sin eliminar los antiguos? Un grupo de investigadores del Trinity College de Dublín, liderados por el Dr. Tomás Ryan, acaba de aportar pruebas de que la clave podría estar en la cooperación de múltiples neuronas, y no en el trabajo de una sola célula.
Estos expertos han rastreado células llamadas “engrama”, encargadas de capturar y retener memorias concretas. Al etiquetarlas genéticamente, pudieron seguirlas cuando se activaban frente a un evento y ver cómo se relacionaban con un segundo suceso. Fue así como comprobaron que, al reactivar un conjunto de células engrama, otro grupo aparentemente “independiente” podía encenderse a la vez. ¿La conclusión? Nuestros recuerdos se vinculan entre sí, generando redes de experiencias que se refuerzan mutuamente.
En este contexto, resulta fascinante observar que el cerebro, en lugar de sobrescribir información, tiende a encajar los nuevos aprendizajes en un entramado neuronal ya existente. De esta manera, podemos memorizar rutas alternativas para ir al trabajo sin dejar de recordar los trayectos anteriores.
La importancia de la proteína PSD-95 para la persistencia y correcta vinculación de la memoria en las redes neuronales
El equipo también identificó un componente esencial en la formación de estas redes: la proteína PSD-95. Presente en las sinapsis, ayuda a anclar las moléculas receptoras que permiten la comunicación entre neuronas. Al reducir sus niveles en células específicas, los científicos vieron cómo algunos recuerdos se aferraban de forma inesperada, sin poder “apagarse” del todo. Este hallazgo abre la posibilidad de manipular, en un futuro, la intensidad con la que ciertas memorias permanecen activas.
¿Te has preguntado cómo podríamos beneficiarnos de este descubrimiento? Regular la acción de la PSD-95 podría servir para tratar, por ejemplo, recuerdos traumáticos o fortalecer la recuperación de memorias debilitadas por problemas de salud.
Herramientas de última generación para observar la formación de recuerdos y su reconfiguración neuronal en el cerebro humano
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores recurrieron a técnicas de biología molecular y optogenética, que permiten encender o apagar grupos de neuronas empleando luz. Gracias a estas metodologías, es posible ver en tiempo real qué células participan en la creación o modificación de un recuerdo. Antes de profundizar, conviene entender brevemente las fases de la memoria en el cerebro:
Fase | Descripción |
---|---|
Codificación | El cerebro registra la nueva información y activa grupos específicos de neuronas engrama. |
Almacenamiento | Las neuronas fortalecen sus conexiones sinápticas (con ayuda de proteínas como la PSD-95) para consolidar el recuerdo. |
Recuperación | Al reactivar las mismas células o redes, la experiencia almacenada se trae de nuevo a la conciencia. |
Además, es interesante conocer algunos puntos clave que destacan los expertos:
- Los recuerdos no residen en una neurona aislada.
- Las redes de células se pueden reconfigurar para integrar nueva información.
- Una sola proteína puede modificar la forma en que revivimos ciertas experiencias.
Como consecuencia, la investigación plantea un futuro prometedor: intervenciones personalizadas para reforzar o debilitar recuerdos en personas con trastornos de memoria, fobias o estrés postraumático, siempre bajo una estrecha supervisión médica.
El hallazgo de que el cerebro no sustituye información, sino que la añade sobre un entramado ya consolidado, abre múltiples caminos de estudio. Entender y manejar estos procesos podría revolucionar tanto la enseñanza como la terapia psicológica, al permitirnos moldear los vínculos neuronales de forma más eficiente.