Adiós campana extractora tradicional: así es la placa de inducción con extractor integrado que está conquistando las cocinas modernas

¿A quién no le ha pasado que, tras freír un par de filetes, el olor decide quedarse a vivir en el salón? Entre el humo que se escapa y el ruido que hace la campana, cocinar puede convertirse en un concierto no solicitado.

Además, esos armatostes colgados del techo parecen diseñados para chocar con la cabeza del más despistado. Desde hace décadas, este electrodoméstico ha sido imprescindible, sí, pero también un incordio estético. Por suerte, la tecnología ha puesto remedio: la campana se fusiona ahora con la placa de inducción. El resultado promete más espacio libre, menos ruido y una cocina con aire (literalmente) renovado.

¿Por qué la campana tradicional está en la cuerda floja?

Las campanas de siempre cumplen su función, pero lo hacen al precio de batir récords de decibelios justo cuando intentas conversar. Para colmo, ocupan buena parte del techo y exigen un tubo de ventilación que atraviese paredes y fachadas, algo poco práctico en edificios antiguos o con instalaciones complejas.

Por otro lado, el engorro de planificar la obra y lidiar con permisos e instaladores apunta directamente a nuestra paciencia y a nuestra cartera. No es casualidad que, en los últimos años, se busquen soluciones menos aparatosas y más compatibles con el estilo minimalista que reina en muchas viviendas.

Así trabaja la placa de inducción con extractor integrado

En este invento, la zona de cocción y el sistema de aspiración van de la mano, de modo que el humo se traga justo donde se genera. El aire no se envía al exterior, sino que pasa por filtros de alta eficiencia (placas metálicas que retienen grasa y partículas finas) y vuelve limpio a la cocina (a esto se le llama recirculación). Antes de continuar, fíjate en las ventajas más evidentes:

  • Libera espacio en el techo y simplifica el diseño de cocinas pequeñas o abiertas.
  • Reduce el ruido al evitar el motor colocado en altura.
  • Se instala sin conductos hacia la calle, ideal para viviendas con estructuras complicadas.
  • Facilita la limpieza: los filtros se extraen y se lavan sin dramas.

Además, al compartir electrónica con la propia placa de inducción, necesitas manejar un solo aparato en lugar de dos, lo que repercute en un uso más eficiente de la energía y, de rebote, en una factura de luz algo más ligera.

Pasos prácticos antes de dar el salto

Si te tienta la idea de jubilar tu vieja campana, conviene que revises primero las medidas de tu encimera y asegures una buena conexión eléctrica (la placa necesita potencia para calentar y aspirar al mismo tiempo).
Después, pregunta al instalador por el tipo de filtros y cada cuánto habrá que limpiarlos; cuanto más cómodos de extraer, mejor para tu paciencia.

En segundo lugar, comprueba la altura mínima recomendada por el fabricante entre la placa y los armarios superiores, así evitarás sorpresas con vapores mal canalizados.
Y, por último, no te olvides de leer la letra pequeña de la garantía: una buena cobertura frente a averías evita disgustos y gastos inesperados. Por tanto, dedica un rato a comparar modelos y condiciones antes de sacar la tarjeta.

Con esta integración, cocinar deja de ser un ejercicio de equilibrismo entre humo y ruido. La campana tradicional apunta a desaparecer y, si la tendencia se mantiene, pronto veremos más cocinas donde el extractor se esconde bajo la sartén, sin molestar y sin levantar la voz.

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