Un profesor sin coche recibe multas de tráfico por 300.000 euros: “Estaba de vacaciones y recibí una llamada de un policía”

Imagínate abrir el buzón y encontrarte un puñado de cartas que, sumadas, reclaman 300.000 euros en multas… sin que hayas pisado un concesionario en tu vida. Eso mismo le pasó a un profesor universitario de unos 40 años que vive en Boulogne-Billancourt (Francia). De pronto, sobre el papel, era dueño de 400 coches distribuidos por media Francia y Bélgica. Las infracciones iban de excesos de velocidad a aparcamientos ilegales, pasando por accidentes y robos de película.

El Sistema de Matriculación de Vehículos (SIV) tragó los datos falsificados sin rechistar, y la broma empezó en pleno agosto de 2018, cuando la policía le llamó en mitad de sus vacaciones. Desde entonces, la historia ha sido una montaña rusa de papeleo, suplantación de identidad y un final que, por ahora, sabe a poco.

¿Cómo descubrió las multas si ni siquiera tiene coche?

Todo arrancó con aquella llamada veraniega: un agente de Montpellier le preguntó por “sus” vehículos implicados en un robo. El profesor, que por aquel entonces se movía en scooter prestada, creyó que era una confusión pasajera… hasta que la prefectura de Lille le exigió facturas de compra-venta de coches que jamás había visto.

Días después empezaron a llegar notificaciones oficiales como churros: sanciones por aparcar en doble fila, excesos de velocidad registrados por radares y hasta informes de accidentes. En cuestión de semanas, la cuenta ascendía a 300.000 euros y 400 matrículas estampadas a su nombre.

¿Por qué falló el sistema de matriculación?

El SIV (un registro público semiprivatizado que gestiona las placas francesas) permite a ciertos gestores externos, los llamados “siveurs”, tramitar altas y transferencias “a golpe de clic”. En teoría, deben comprobar la identidad del propietario; en la práctica, los controles son mínimos.

Según Le Monde, una empresa de compra-venta de segunda mano creada en la primavera de 2018 en Roubaix aprovechó ese vacío para inscribir decenas de coches diarios a nombre del profesor. Bastaron los datos de su DNI, supuestamente rescatados de la papelera de una agencia inmobiliaria, para montar el tinglado sin que nadie del Estado levantara la ceja.

¿Cuánto le costó realmente al profesor?

Las cifras son de infarto: 300.000 euros en sanciones, dos embargos de nómina que le dejaron con 500 euros para sobrevivir y bloqueos bancarios que duraron semanas. “Da bastante yuyu cuando tu tarjeta deja de funcionar y tu banco solo puede darte ánimos”, confesó a la prensa regional.

La situación fue tan absurda que la policía llegó a sospechar de él por los robos cometidos con “sus” coches, mientras Hacienda (Urssaf) lo señalaba como moroso reincidente. La guinda: le llovieron cartas certificadas en las que cada concepto parecía inventado por un guionista con mala leche.

Pasos para que no te pase

Antes de seguir, apunta estas recomendaciones básicas para blindar tu identidad motorizada:

  1. Destruye siempre (con trituradora, no a tijeretazos) cualquier copia de tu DNI o contrato que ya no necesites.
  2. Si recibes una multa de un coche ajeno, presenta un “recurso de identificación fraudulenta” en menos de 10 días. Adjunta denuncia policial.
  3. Consulta tu historial de vehículos en el registro oficial (en Francia, el SIV; en España, la DGT) al menos una vez al año.
  4. Activa alertas bancarias y fiscales: si alguien registra un vehículo a tu nombre, lo sabrás de inmediato.

Con estas cuatro medidas evitarás sorpresas de seis cifras y ahorrarás más de un disgusto administrativo.

¿Quién paga ahora la factura y qué indemnización recibe?

Tras una batalla judicial que se alargó casi cinco años, el tribunal reconoció la suplantación de identidad y anuló las multas. El Estado francés deberá devolver todas las cantidades embargadas y abonarle 3.000 euros de indemnización.

El afectado, eso sí, considera la cifra “ridícula”: no cubre ni los costes de abogados, mucho menos el estrés de verse convertido en el mayor “coleccionista” de coches fantasma de Europa. Por ahora, estudia nuevas acciones legales para que el fallo del SIV no le salga gratis a la administración.

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