Lo que apareció en una cámara submarina a 1.054 metros de profundidad en el Caribe podría cambiar la ciencia marina

Párate un momento y piensa en esa sensación de asombro que nos entra cuando encendemos la luz del salón y vemos algo moverse donde no debería. Ahora trasládala a un laboratorio flotante en mitad del Caribe. Así fue el “¡¿lo estáis viendo?!”, que soltó la tripulación cuando, el 23 de agosto de 2023, su cámara descendió hasta los 1.054 metros y apareció una silueta oscura.

Ni era un submarinista despistado ni un calamar gigante: era el tiburón de piel rugosa, Centroscymnus owstonii. El hallazgo ocurrió frente a Little Cayman, en las Islas Caimán, y supone la primera vez que esta especie se documenta en el Caribe central. Con semejante carta de presentación, entenderás por qué hasta los científicos más curtidos se quedaron boquiabiertos.

¿Qué vieron exactamente los científicos a más de 1.000 metros?

Hasta ahora, el tiburón de piel rugosa solo aparecía en apuntes dispersos de capturas accidentales. Pero en esta expedición (dirigida por Olivia Dixon y la organización Beneath The Waves) la especie se dejó filmar con todo detalle gracias a un sistema remoto de vídeo submarino cebado (dBRUVS, por sus siglas en inglés; traducido rápido: una cámara con anzuelo digital que se baja al fondo con un “tentempié” para atraer fauna).
Posteriormente, las imágenes se analizaron fotograma a fotograma y confirmaron varios ejemplares en perfecto estado, merodeando sin prisas por un mundo donde la luz solar ni se plantea pasar.

Antes de seguir, repasemos los datos duros de la inmersión:

  • Profundidad exacta: 1.054 metros.
  • Fecha de la bajada: 23 de agosto de 2023.
  • Ubicación precisa: aguas frente a Little Cayman (Islas Caimán).
  • Equipo empleado: sistema dBRUVS con cebo estandarizado.
  • Especie identificada: tiburón de piel rugosa (Centroscymnus owstonii).

Que la cámara regresara entera ya fue una pequeña victoria; que además trajera este material, un auténtico gol en el minuto 90.

¿Por qué importa este hallazgo para la ciencia y la conservación?

En primer lugar, la profundidad visitada pertenece al llamado “océano profundo”, ese vecindario olvidado donde aún reina el misterio. Cada registro como este amplía el mapa de distribución del tiburón de piel rugosa y ayuda a definir qué zonas deberían considerarse prioritarias para la protección.

De ahí que el estudio, publicado en Journal of Fish Biology, subraye la eficacia de los vídeos remotos: permiten observar especies sin necesidad de capturarlas, evitando así dañar un ecosistema que bastante tiene con soportar nuestras curiosidades.

Pasos sencillos para apoyar la investigación de los océanos profundos

Vale, no todos tenemos un dBRUVS en el trastero, pero existen gestos cotidianos que marcan la diferencia. Primero, infórmate y comparte este tipo de hallazgos: cuanta más gente sepa que el tiburón de piel rugosa vive a un kilómetro de profundidad, mayor será la presión para proteger su hábitat.

Además, apoya (incluso con microdonaciones de 1 euro) organizaciones como Beneath The Waves, dedicadas a la ciencia sin ánimo de lucro. Posteriormente, elige productos del mar certificados y declina aquellos sin trazabilidad; tu cesta de la compra es más poderosa de lo que crees. Por último, si viajas a zonas costeras, únete a jornadas de limpieza de playas: la basura que quitamos en superficie es una trampa menos que acaba rodando hacia el fondo. Así, sin traje de buzo ni permisos imposibles, también formas parte de la exploración del océano profundo.

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