Un joven español prueba la ración del ejército y su reacción se escribe con mayúsculas: “esto no lo esperaba”

Seguro que alguna vez has tirado de lata para cenar cuando el frigorífico parecía un páramo. Ahora imagina que esa lata te la juegas en mitad de unas maniobras y es tu única gasolina para seguir adelante. Eso mismo viven cada día los soldados españoles, cuya cena se empaqueta en un sobre compacto pensado para aguantar golpes, barro y prisas.

El creador de contenido Aruncinante, más acostumbrado a los fogones virtuales que a la mochila de campaña, se ha animado a probarla sin cortarse un pelo. Spoiler rápido: el humilde chicle se lleva más aplausos que algunos restaurantes de moda. Pero antes de que pulses play en su vídeo, te contamos al detalle qué trae el menú, cómo sabe cada bocado y, sobre todo, cómo no arruinar la pasta carbonara por un despiste con el agua caliente.

¿Qué lleva la cena militar española?

La antigua “ración ladrillo” (dura como ella sola) ha dado paso a un paquete mucho más amigable y ligero. Dentro caben dos latas de cacahuetes, dos bebidas isotónicas de limón, dos porciones de pan, galleta, un papel de celulosa, una barrita energética, gel hidroalcohólico, dos pastillas potabilizadoras, la estrella de la noche (pasta carbonara) y, para rematar, mousse de chocolate y un chicle de menta.

Toda esta logística cabe en un sobre sellado que pesa poco, ocupa menos y aguanta sin problemas golpes, lluvia o cambios bruscos de temperatura. En definitiva, un menú pensado para comerse sentado en una piedra y, aun así, salir rodando de energía.

Así puntúa Aruncinante cada elemento

Después de calentar agua y buscar un recipiente improvisado, Aruncinante fue catando cada pieza como si estuviera en una degustación de alta cocina… de campaña. Estas fueron sus veredictos, sin azúcar añadido:

ProductoFrase literal del catadorNota rápida
Mix de frutos secos (almendras, pasas, cacahuetes, avellanas y nueces)«Muy ricos. Perfecto.»Sólido aprobado
Bebida isotónica de limón«Esto es otra cosa.»Refrescante
Barrita energética«Dulce, pero no en exceso y de sabor es increíble.»Sobresaliente
Pasta carbonara«Un poco crudo… Pero de sabor está bien.»Bien con pegas
Mousse de chocolate«Aspecto desagradable… pero yo le doy el aprobado.»Aprobado
Chicle de menta«Lo mejor de toda la ración.»Oro mentolado

En resumen, la parte salada convence, el dulce cumple y el chicle brilla con luz propia. Nada mal para una cena que cabe en la palma de la mano y aguanta meses en el almacén.

La carbonara al límite: ¿error del cocinero o de la bolsa?

El momento crítico llegó con la pasta. El sobre indicaba verter agua caliente hasta la marca y esperar ocho minutos, pero el ansia pudo más que la paciencia. Resultado: macarrón medio crudo y carbonara algo aguada. Aun así, el sabor salió airoso y Aruncinante confesó que el “crujiente” terminó por hacerle gracia.

¿La moraleja? El fallo no fue del sobre, sino del termómetro improvisado: el agua no estaba lo bastante caliente. Con un hervor digno de cafetería de estación de servicio y un par de minutos extra, la textura habría pasado de “todavía al dente” a “soldado satisfecho”.

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