Con la llegada de cada invierno y su habitual descenso de las temperaturas, especialmente en los meses de diciembre y enero, muchas personas se preguntan si es más eficiente apagar la calefacción y encenderla solo cuando se necesita o dejarla encendida a una temperatura mínima constante. Este debate tiene que ver con el consumo energético, que se verá reflejado en la factura. Los expertos coinciden en cuál es la mejor opción para ahorrar.
Es importante destacar que lo más recomendable es apagar la calefacción cuando no se está utilizando, como durante la noche o cuando no estamos en casa. Al dormir, el cuerpo, cubierto por mantas o edredones, reduce su necesidad de calor adicional, y el confort térmico puede mantenerse sin recurrir a la calefacción. Aunque la vivienda se enfríe durante ese tiempo, encender nuevamente el sistema al despertar o regresar a casa resulta más rentable que mantenerlo funcionando a baja potencia de forma continua. Según la ciencia, la temperatura ideal para el confort térmico de un hogar es de 18 grados, y superar esta cifra aumenta el consumo energético en un 7% por cada grado adicional.
Uso de termostatos para mayor eficiencia
Tener un termostato en casa puede marcar la diferencia en términos de eficiencia energética y ahorro. Estos dispositivos no solo permiten regular la temperatura de manera más precisa, sino que también nos quitan la preocupación de olvidar apagar o encender la calefacción, ya que funcionan de manera automática. Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el uso de un termostato programable puede reducir el gasto energético en un 10%. Además, los termostatos modernos permiten personalizar horarios y temperaturas según las necesidades, optimizando el consumo sin renunciar al confort que queremos para los meses más fríos.
Pero el uso inteligente de la calefacción no es la única manera de mantener el hogar cálido. Existen varios trucos sencillos que ayudan a conservar la temperatura interior:
- Por la noche, bajar las persianas es clave, ya que actúan como un aislante adicional y evitan que el calor acumulado en el interior se escape.
- Durante el día, es recomendable abrir persianas y cortinas para aprovechar la luz solar y el calor natural que entra a través de las ventanas.
Estas acciones no solo mejoran nuestro confort térmico, sino que también reducen el trabajo que tiene que hacer la calefacción al arrancar de nuevo, contribuyendo así al ahorro.
Ventilación y aislamiento: aliados contra el frío
Ventilar la vivienda es esencial para mantener el aire limpio y saludable, pero debe hacerse de forma moderada. Abrir las ventanas durante largos periodos permite que el calor se pierda, lo que obliga al sistema de calefacción a trabajar más para recuperar la temperatura. Lo ideal es ventilar por cortos intervalos, no más de 5-10 minutos, y preferiblemente en las horas más cálidas del día.
Por otro lado, uno de los mayores problemas de las viviendas mal aisladas son las fugas de calor. Mejorar el aislamiento en puertas y ventanas puede ser una de las medidas más efectivas para reducir el gasto en calefacción. Materiales como burletes, juntas aislantes o doble acristalamiento son inversiones que, aunque al principio puedan parecer costosas, tienen beneficios económicos a largo plazo.
La temperatura de 18 grados no es un número arbitrario; es el equilibrio entre confort y eficiencia energética. Según estudios especializados, esta temperatura es suficiente para mantener el bienestar en la mayoría de los hogares sin incurrir en consumos excesivos. Subir la calefacción más allá de este punto incrementa la factura y, además, puede sobrecargar el sistema de calefacción, acortando su vida útil.
Aplica estos trucos para mantener cálido tu hogar y ahorrar energía. ¿Estás interesado/a en leer más noticias como esta sobre ahorro energético? Puedes visitar nuestro portal y en la sección de actualidad encontrarás más artículos de este tipo y también tendrás acceso a noticias sobre tecnologías, salud, alimentación, hallazgos científicos y mucho más.